SANTA MARGARITA DE CORTONA. GOZOS A LA PECADORA PENITENTE



Pues mostrais en vuestra vida
Que Dios levanta el corazón cuando cae,
Nuestra Santa Margarita
Haced suave el yugo del cuerpo.

Si una madre cristiana
Os criaba para el Cielo,
Cuando la muerte os la demanda
Nace en vos la llama rebelde.
Y en el hogar nublado,
Ya el amor no os complace.
Pecadora Margarita,
Volved a los sentidos la paz.

El falso brillo de la riqueza
Y los abismos del placer
En vuestra alma hacen presa
Y sacuden vuestra fe.
La conchilla cruje, herida,
Y la perla en tierra cae.
Pecadora Margarita,
Volved a los sentidos la paz.

Como María de Madgala,
En vos vibran carne y sangre.
La ternura que el cuerpo exhala
Solo tiene regusto de fango.
En vano Dios os grita,
Vence del mundo el rubio alud.
Pecadora Margarita,
Volved a los sentidos la paz.

Hasta que en horas desoladas
Encontráis del amante
Sus despojos soterrados
Que os mostraba el perro, aullando.
Si caéis, entenebrecida,
Os retorna un cielo más azul.
Pecadora Margarita,
Volved a los sentidos la paz.

Si el don blanco de la inocencia
Malversasteis locamente,
El cíngulo de penitencia
Os dio el gozo de su tormento.
Larga prueba es exigida
De quien el mal había hecho esclava.
Franciscana Margarita,
Volved a los sentidos la paz.

La Tercera Orden os acogía
Y en su claustro aún nuevo
Hacéis perfecta la alegría
De la guía de Francisco.
Si de ceniza andáis vestida,
De altos tesoros ganáis la llave.
Franciscana Margarita,
Volved a los sentidos la paz.

La lección de Cristo aprendida
Con tal fuerza habéis sellado
Que Cortona os vio, cautivada,
Conseguir la santidad.
El heroísmo surge florido
Si el Calvario el corazón atrae.
Franciscana Margarita,
Volved a los sentidos la paz.

Ya os proclaman Milagrosa
Resucitados, sanos, arrepentidos.
Enseñadnos la senda austera
De los que expían, redimidos.
Por Jesús hacednos a medida
Y a la Orden Tercera guiad.
Franciscana Margarita,
Volved a los sentidos la paz.

Pues mostrais en vuestra vida
Que Dios levanta el corazón cuando cae,
Nuestra Santa Margarita
Haced suave el yugo del cuerpo.

℣. Ruega por nosotros, bienaventurada Santa Margarita.

℟. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN

¡Oh Dios, que misericordiosamente 
 sacaste a tu sierva Margarita del camino ancho de la perdición, 
reduciéndola al estrecho sendero de la salvación eterna!

 Concédenos por tu misma infinita misericordia que, 
 pues no tuvimos vergüenza de imitarla en sus desaciertos, tengamos la gloria de seguirla en su penitencia. 

Por Jesucristo Nuestro Señor. 

Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. 

Amén.


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