ORACION A SAN CAYETANO PARA NECESIDADES ECONOMICAS Y DE TRABAJO GRAVES Y URGENTES


San Cayetano de Thiene, también conocido simplemente como San Cayetano, es un santo venerado en la Iglesia Católica. Su vida austera y su dedicación a los más necesitados lo han convertido en un modelo de caridad y compasión. 

San Cayetano es recordado como el Patrono del pan y del trabajo, pero su verdadera grandeza radica en su amor por los necesitados y su capacidad para obrar milagros en favor de quienes acuden a él con fe y esperanza.

A pesar de haber sido nombrado Conde de Thiene por el papa Julio II, San Cayetano vivió con humildad y sencillez. No se consideraba importante por los títulos o el reconocimiento humano.

Su lema era: “Jamás dejaré de entregar lo mío a los necesitados, hasta que no tenga ni un metro para mi tumba”. Esta actitud altruista marcó su vida y su legado.

ORACIÓN

Glorioso San Cayetano, padre de los pobres, ruega por nosotros.

Santo que pasaste humildemente por la vida viendo a Cristo en los hombres, en nuestros hermanos, especialmente en los más necesitados, y experimentaste la gran verdad de la asistencia providente de tu Dios, nuestro Señor y Creador.

Concédenos que no olvidemos que cuanto hagamos a un hermano se lo estamos haciendo a Cristo, para que tratemos de imitar, como Tú hiciste, la vida de los apóstoles en su desprendimiento, en su entrega a los demás y en su dedicación al servicio de la Fe, y haz que pongamos siempre nuestra confianza en Dios que es todo Amor y es nuestro Padre.


¡Oh glorioso San Cayetano! bendito Padre de la Providencia, que con portentosos milagros socorres a cuantos te invocan con fe buscando alivio en sus necesidades, hoy a ti acudimos llenos de esperanza, pidiendo tu poderosa mediación ante Dios.

Líbranos de las miserias aléjanos de las carencias de este mundo y auxílianos en lo que con urgencia precisamos:

danos trabajo digno y estable para que podamos obtener el dinero que precisamos en nuestras vidas, para que podamos hacer frente a nuestras deudas y cubrir nuestras necesidades diarias, danos pan para nuestras mesas, que no nos falte el sustento, danos lo suficiente para vivir dignamente, danos alegrías para calmar nuestros llantos.

Bondadoso patrón san Cayetano te suplico me obtengas del Señor Misericordioso lo que con toda mi fe y confianza solicito:

(pedir ahora lo que se desea obtener).

No me abandones en esta grave y difícil situación, santo mío protector y benefactor, concédeme tu ayuda y protección, no dejes que siga sufriendo, alivia mis intranquilidades, haz que pueda prosperar para dar a mi hogar lo que merecen, llévate los infortunios y miserias de mi hogar.

Pide también al Señor que nos otorgue gozar siempre de salud de alma y cuerpo, y que nos de fuerzas y nos cuide; enséñanos a ser caritativos con los demás, y haz que viviendo en amistad con Dios y nuestros hermanos no nos falte el pan y el trabajo de cada día.

Amén. +

Reza, pidiendo la intercesión del milagroso san Cayetano, Padre de la Providencia y patrón de los desempleados y de las familias que tienen necesidades económicas: el Credo, Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Repite la oración tres días seguidos.

BIOGRAFIA BREVE

San Cayetano, muy popular entre los enfermos, los desempleados y los que pasan por graves dificultades económicas nació en 1480 en Vicenza, cerca de Venecia, Italia. Huérfano de padre a temprana edad, el santo quedó bajos los amorosos cuidados de su madre quien se preocupó por darle una adecuada y cristiana formación.


Cursó estudios en la Universidad de Padua donde obtuvo dos doctorados, y luego, partió a Roma donde ocupó el cargo de Secretario privado del Papa Julio II, y notario de la Santa Sede. A los 33 años fue ordenado sacerdote, y estando en Roma, se inscribió en una asociación llamada "Del Amor Divino", cuyos socios se esmeraban por llevar una vida lo más fervorosa posible y por dedicarse a ayudar a los pobres y a los enfermos.

Viendo que el estado de relajación de los católicos era sumamente grande y escandaloso, se propuso fundar una comunidad de sacerdotes que se dedicaran a llevar una vida lo más santa posible y a enfervorizar a los fieles, fundando la orden de los Padres Teatinos. Además, San Cayetano fundó varias asociaciones dedicadas a realizar préstamos a los más pobres con muy bajos intereses. Sus momentos libres los dedicaba, donde quiera que estuviera, a atender a los enfermos en los hospitales, especialmente a los más abandonados, los infecciosos y los más graves.

En sus últimos años, el santo fue presa de muchas enfermedades y sufrimientos. Falleció el 7 de agosto del año 1547, en Nápoles, a la edad de 67 años.

Milagros atribuidos

Cura de enfermos: Uno de los primeros milagros atribuidos a San Cayetano ocurrió en Venecia. Visitando un hospital, se encontró con una joven cuya pierna estaba a punto de ser amputada debido a la gangrena. San Cayetano besó su pierna, hizo la señal de la cruz y, al día siguiente, la muchacha estaba completamente curada.

Lluvia tras la sequía: En tiempos de sequía, un campesino le pidió a San Cayetano que intercediera por la falta de agua. Como agradecimiento, dejó una espiga de trigo a los pies de la imagen del santo. Tres días después, llovió tanto que la ciudad se inundó.

Ayuda en la crisis económica: Durante la crisis económica de 1930, un sacerdote aconsejó a los fieles rezar al “Santo de la Providencia”. Muchos experimentaron mejoras en sus situaciones de vida gracias a esta devoción.

Compromiso con los necesitados: San Cayetano vivió su vida con total austeridad y se dedicó a ayudar a los más desfavorecidos. Su generosidad y servicio a los pobres dejaron una huella imborrable.




ORACIÓN AL SEÑOR SAN PEDRO PARA QUE CONSERVES TU TRABAJO Y SU SOMBRA TE PROTEJA EN TUS VIAJES, ESPECIALMENTE A LOS EMIGRANTES


San Pedro, también conocido como Simón o Simeón, fue uno de los doce apóstoles de Jesucristo y desempeñó un papel fundamental en la propagación del cristianismo.

Su vida está llena de momentos de fe, debilidad y redención.

San Pedro era un pescador en el mar de Galilea, en la localidad de Betsaida.

Dejó su casa en Cafarnaúm para unirse a los discípulos de Jesús al comienzo de su predicación.

San Pedro realizó numerosos milagros durante su vida:

Curó a los enfermos.

Resucitó a los muertos.

Exorcizó a los demonios.

En resumen, San Pedro fue un hombre de fe, impulsivo y sincero.

ORACIÓN AL SEÑOR SAN PEDRO 

Oh, San Pedro, Apóstol y Portador de las Llaves Celestiales,
escucha mi humilde súplica en esta hora de necesidad.

En la encrucijada de la vida, te imploro:

Que tu mirada compasiva ilumine mis dificultades.

Guía mis pasos hacia soluciones sabias y justas.

Permíteme superar obstáculos y hallar la paz.

Como pescador de almas, protege mi sustento diario.

Que mi labor sea fructífera y mi esfuerzo recompensado.

Que mi empleo sea firme como las rocas que pisaste.

Que tu sombra alargada me cubra en mis travesías.

En barca o a pie, en tierra o mar, sé mi guía.

Que los vientos sean propicios y los caminos seguros.

Extiende tus brazos a aquellos que cruzan fronteras.

A los que buscan un nuevo hogar, un nuevo amanecer.

Que encuentren esperanza y acogida en tierras lejanas.

Con tus llaves, cierra las puertas de la malicia.

Disipa las sombras que acechan mi paz y bienestar.

Que la luz de tu fe aleje toda hostilidad y envidia.

Y ahora, en gratitud por los favores prestados:

San Pedro, roca firme en la tormenta,
te agradezco por tus milagros y tu intercesión.

Que tu bendición sea mi escudo y mi espada,
y que mi corazón se eleve en eterna gratitud.

Amén.

San Pedro, junto con su hermano Andrés y los hijos de Zebedeo (Santiago y Juan), formó parte del núcleo original de los doce apóstoles.

San Pedro se destacó por su fuerte personalidad y su cercanía con Jesús.

A menudo actuaba como portavoz del grupo de discípulos.

Jesús le dio el sobrenombre de “piedra” (petra en latín), simbolizando que sería la base sobre la cual edificaría su Iglesia.

En Cesarea de Filipos, San Pedro afirmó:

“Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo”.

Jesús le confirió la máxima autoridad y le entregó las llaves del reino de los cielos.

San Pedro negó conocer a Jesús tres veces la noche de su arresto.

Sin embargo, después de la crucifixión y resurrección, su fe no flaqueó.

Fue privilegiado con la primera aparición de Jesús tras la resurrección.

Tras la muerte de Jesús, San Pedro se convirtió en el líder de la comunidad cristiana en Palestina.

Dirigía las oraciones, respondía a las acusaciones de herejía y admitía nuevos adeptos.

Su vida estuvo marcada por la pasión, la debilidad y la redención.


ORACIÓN POR MI PERRO QUE HA FALLECIDO. MENSAJE DE CONSUELO.


Sé que el dolor que sientes en este momento es profundo y abrumador. La pérdida de un ser querido, incluso si tiene cuatro patas y una cola es un dolor que se clava en el corazón y parece no tener fin.

Pero quiero que sepas que no estás solo/a en este sentimiento. El amor que compartiste con tu perro es algo sagrado, algo que trasciende el tiempo y el espacio.

Y aunque ahora esté en un lugar diferente, sigue siendo parte de ti.

Imagina a tu peludo amigo corriendo por campos verdes y extensos, bajo un cielo azul infinito.

Sus patas ágiles y su lengua colgando, feliz y libre. No hay más dolor, no hay más enfermedad. Solo alegría y libertad.

Porque en el cielo, los perros no conocen el sufrimiento. Solo conocen el amor y la dicha de estar en compañía de otros seres queridos que también cruzaron el arco iris.

Puede que no lo veas, pero estoy seguro/a de que tu perro está allí, esperándote.

Quizás esté jugando con otros perros, persiguiendo mariposas o simplemente descansando bajo la sombra de un árbol.

Y cuando llegue tu momento, él o ella estará allí para recibirte con una cola que se agita y ojos llenos de amor.

En momentos como este, es natural sentirse triste y desconsolado/a. Pero quiero que recuerdes los momentos felices que compartieron juntos.

Las tardes en el parque, las caricias en la cabeza, las miradas cómplices. Esos momentos son tesoros que nadie puede arrebatarte.

Y aunque ya no puedas tocar a tu perro físicamente, su espíritu siempre estará contigo.

Permítete llorar, permítete recordar y permítete sanar. No hay un camino único para superar la pérdida, pero sé que, con el tiempo, el dolor se transformará en gratitud.

Gratitud por haber tenido a tu perro en tu vida, por haber compartido risas y lágrimas, por haber experimentado un amor incondicional.

Así que, querido/a amigo/a, sigue adelante. Llora cuando lo necesites, sonríe cuando puedas.

Y cuando mires al cielo, imagina a tu perro corriendo entre las estrellas, feliz y libre. Porque aunque ya no esté a tu lado, su amor siempre te acompañará.

ORACIÓN

Querido Dios y amables ángeles:
Hoy me dirijo a vosotros con el corazón
 cargado de tristeza y añoranza.

Mi querido amigo de cuatro patas 
ha cruzado el arco iris 
y ahora corre libremente 
en los vastos campos del cielo. 

Querido Dios, sé que en tu infinita sabiduría,
 has acogido a mi compañero peludo 
en tus brazos amorosos.

Dios, te pido que cuides de él 
como lo hice durante su vida terrenal. 

Que lo envuelvas en tu luz divina 
y lo protejas de cualquier dolor o miedo.

Permítele correr por prados verdes, 
saltar entre las estrellas 
y explorar rincones celestiales 
que solo tú conoces.

Ángeles, seres de luz, 
os ruego que seáis sus guías y compañeros. 

Que lo llevéis a los lugares más hermosos 
y le mostréis la belleza etérea que solo existe
 más allá de nuestro mundo físico.

Que le susurréis palabras de consuelo 
y le recordéis cuánto fue amado aquí abajo.

Que mi querido perro encuentre 
a otros amigos peludos en el cielo. 

Que juegue con ellos, 
que comparta historias de aventuras 
y que sepa que siempre será recordado 
con cariño en este rincón de mi corazón.

Que su cola siga moviéndose con alegría 
y su mirada sea llena de gratitud.

Dios, ángeles, os confío a mi compañero. 

Os agradezco por el tiempo 
que compartimos juntos, 
por las risas y los momentos de ternura.

Os pido que le digáis cuánto lo extraño
 y cuánto lo amo. 

Y que cuando llegue mi momento 
de cruzar el umbral, 
espero encontrarme con él nuevamente, 
bajo un cielo infinito y lleno de estrellas.

Gracias por escuchar mis palabras, 
por sostener mi corazón roto 
y por cuidar de aquellos que ya no están aquí. 

Que mi querido perro descanse en paz,
 rodeado de amor y luz.

Con gratitud y esperanza,

[Tu nombre]



SAN VALENTÍN. ORACIÓN ENCONTRAR UN AMOR VERDADERO Y DEFINITIVO



San Valentín, también conocido como el Día de los Enamorados, es una festividad que se celebra en todo el mundo el 14 de febrero. 

Aunque a menudo se asocia con el amor romántico y los gestos afectuosos, la historia de San Valentín tiene raíces más profundas y está llena de milagros y valentía.

La Vida de San Valentín

San Valentín fue un sacerdote cristiano que vivió en el siglo III d.C. durante el reinado del emperador romano Claudio II. 

A pesar de las prohibiciones impuestas por el emperador, Valentín continuó realizando matrimonios secretos para jóvenes enamorados. 

Claudio II creía que los jóvenes solteros eran mejores soldados, por lo que prohibió los matrimonios. 

Sin embargo, Valentín consideraba esta ley injusta y desafiaba las órdenes imperiales al unir a parejas en matrimonio en secreto.

El Milagro de San Valentín

Durante su encarcelamiento, Valentín tuvo un encuentro con el carcelero Asterius. Este último, en un intento de poner a prueba al santo, le pidió que devolviera la vista a su hija ciega. 

Valentín, en nombre del Señor, colocó sus manos sobre los ojos de la joven llamada Julia y, mediante una ferviente oración, le devolvió la vista. 

El milagro conmovió al carcelero y a su familia, quienes se convirtieron al cristianismo.

El Martirio

A pesar de sus acciones benevolentes, Valentín fue condenado a muerte por el emperador Claudio II. El 14 de febrero del año 270, Valentín fue martirizado y ejecutado. 

En agradecimiento por el milagro realizado, Julia, la joven a la que Valentín había devuelto la vista, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. Hoy en día, el almendro se ha convertido en un símbolo de amor y amistad.

San Valentín y Andalucía

Curiosamente, San Valentín tiene una relación directa con Andalucía. 

En 1965, se descubrieron antiguos documentos que notificaban la entrega de los restos del santo a la Catedral de la Encarnación en esta región. Aunque los restos desaparecieron durante la Guerra Civil, el recuerdo de San Valentín perdura en la tradición y en el símbolo del almendro.

En resumen, San Valentín no solo es el patrón de los enamorados, sino también un ejemplo de valentía, compasión y fe en tiempos difíciles. Su legado sigue vivo en la celebración de este día especial.

ORACIÓN

Oh, San Valentín, patrón de los enamorados 
y protector de los corazones anhelantes,
 escucha mi humilde súplica en este día. 

A ti, que desafiaste las leyes terrenales 
por el bien del amor verdadero, 
elevo mi voz con gratitud y esperanza.

En tus manos confío mi corazón, 
ese órgano frágil que late 
con la promesa de afecto y pasión. 

Tú, que uniste a parejas en secreto, 
sabes de los anhelos más profundos 
y las lágrimas más dulces. 

Permíteme sentir la magia 
de tus intercesiones, 
como un suave viento 
que acaricia los pétalos de una rosa.

San Valentín, mensajero de la devoción,
 imploro que guíes mis pasos hacia aquel ser 
que está destinado a compartir mi camino.

 Que sus ojos encuentren los míos 
en un instante de reconocimiento, 
y que sus risas se mezclen con las mías 
en un baile eterno. 

Que el amor florezca como el almendro 
que Julia plantó en tu honor.

En este rincón de mi alma, 
te pido que alejes las dudas y los miedos. 

Que disipes las sombras 
que oscurecen mis esperanzas 
y que enciendas la llama de la confianza. 

Que el amor llegue como un regalo divino, 
tejido con hilos de ternura y complicidad.

San Valentín, protector de los corazones, 
sé mi guía en este viaje. 

Que cada latido sea una oración de gratitud 
por los favores recibidos y una súplica 
por los que aún esperan. 

Que el amor sea mi faro en la tormenta 
y mi refugio en la calma.

Amén.


ARCÁNGEL CHAMUEL. ORACIÓN PARA PEDIR AMOR Y RECONCILIACIONES


ORACIÓN

Querido Arcángel Chamuel, 
protector del amor y la felicidad, 
te imploro que me ayudes a encontrar 
la fortuna en mi vida amorosa. 

Que tu luz divina ilumine mi camino 
y me guíe hacia el amor verdadero. 

Que la llama rosa de tu amor divino 
nos envuelva y nos guíe hacia la reconciliación. 

Que podamos ser muy felices juntos.

Además, te ruego que ilumines a 
(nombre de la persona), 
el amor de mi vida, para que yo
 sea lo único presente en su mente. 

Comprende que está siendo atormentado por las tentaciones, 
y por eso te imploro que apartes las malas ideas de su mente.

 Haz que piense en mí en todo momento, 
tanto de día como de noche. 
Que no pueda sacarme de su mente.

Piadoso Chamuel, escúchame y favoréceme 
para que obtenga el amor de él. 

No permitas que piense en ninguna otra persona. 

Que así sea por los siglos de los siglos. 

Amén. 


El Arcángel Chamuel es considerado el ángel del amor y la fuerza. Su nombre significa “El que busca a Dios” y se le asocia con el color rosa, que representa el amor puro e incondicional. 

Chamuel es conocido por fomentar la gratitud, el amor incondicional y desinteresado de los seres humanos hacia Dios, aumentando su espiritualidad, amor propio, compasión y misericordia. 

Además, se dice que Chamuel es el mensajero de Dios en todos los aspectos relacionados con el amor.

Chamuel es uno de los siete príncipes del cielo y su labor consiste en generar la fuerza y el valor en las personas que están en depresión, soledad o pasando por una preocupación. 

Chamuel promueve el amor incondicional y la gratitud hacia Dios de forma desinteresada. 

Chamuel es un ser celestial vinculado a Dios con una categoría superior al de los ángeles, siendo uno de los Arcángeles pocos mencionados en la mitología cristiana y judía.


SAN WENCESLAO, ORACIÓN PARA REMEDIAR NUESTRAS NECESIDADES MÁS URGENTES

 


Oh, Señor, que conoces todas las piadosas obras,
y el puro corazón de San Wenceslao,
tu devoto, y rey cristiano en una tierra pagana...

Que rodeado de creencias paganas 
se fortaleció en sus convicciones. 

ÉL, dio su ayuda a los pobres continuamente, 
y te imploro que por su intercesión
mi súplica llegue a ti para obtener tu ayuda,
ya que  tan fervoroso siervo tuyo,
será mi mejor embajador para obtener tu favor.

Y a ti, glorioso San Wenceslao,
que te purificaste mediante la penitencia, 
rezabas a la Madre bendita y difundiste 
la verdadera Fe por todo tu reino,
te suplico ayuda en mis necesidades
que son desesperadas en este momento
y sin tu intercesión y ayuda
no podré salir de este bache superándolas.

(Hacer la petición)

Te pido que ores por los cristianos que conozco,
por los que no conozco y por quienes no lo son,
para que todos juntos como hermanos
logremos alcanzar la verdadera fe,
y en un mundo lleno de amor, 
consigamos alcanzar y el bienestar
que tanto necesitamos y añoramos.

Te pido bendición para nuestros estudiantes 
para que alcancen el éxito en sus estudios,
para todas las personas que trabajan honestamente
y para aquellos que viajan a países no cristianos. 

También te pido que incrementes nuestra fe 
y nos protejas de las influencias externas. 

San Wenceslao, ruega por nosotros. 

Amén.

SAN WENCESLAO

En Las Mil y una Noches suelen aparecer califas y reyes que, protegidos por la oscuridad de la noche, dejaban sus palacios suntuosos, sus cortesanos, escuderos y pajes, para vestir las ropas viejas y harapientas de los pobres y recorrer los barrios y casas de los desvalidos.
 
El objeto de estas escapatorias era presenciar por sus propios ojos, y bajo apariencia menesterosa, cómo se administraba la justicia en su reino y cuáles eran las necesidades de sus súbditos. Una vez que se enteraban de esto, descubrían su identidad y descargaban el rigor de su justicia sobre aquéllos que la habían vulnerado.
 
Es probable que la leyenda haya idealizado y generalizado esta práctica de los soberanos orientales, pero se dice que, en realidad, hubo algún califa que la siguiera.
 
En la vida de San Wenceslao, aparecen algunos episodios en los que, siendo duque, también se disfraza y escapa de su lujoso palacio para socorrer a los necesitados y remediar sus males. Concretamente, los hagiógrafos de San Wenceslao cuentan cómo éste tenía un paje que se avergonzaba de ser pobre, por lo que encubría su pobreza, disimulándola hasta donde podía.
 
Cierta vez, un servidor, enterado de la miseria en que vivía el paje, lo comunicó a su señor, el duque. Wenceslao tuvo un sentimiento de caridad para con su criado, que le movió a remediar su necesidad sin herir su orgullo.
 
Se disfrazó de labriego y llevó por la noche ropa, provisiones y leña hasta la puerta de la casa del paje. Cuando amaneció, el menesteroso encontró aquello que aliviaba sus principales necesidades, y se sintió feliz.
 
—¡Esto no es obra de hombre alguno —pensó— sino de la Divina Providencia!
 
Efectivamente, no era un hombre común quien lo había auxiliado, sino la Divina Providencia encarnada en un santo.
 
Wenceslao no hizo esta buena acción una sola vez; la repitió varias, y no sólo con su paje, sino con otros servidores y gente desvalida de su pueblo. Ahora bien, ¿era propio de la caridad cristiana proteger así un sentimiento de orgullo?
 
En este caso, sí. Constituía extremada delicadeza no herir la susceptibilidad de quien sufría íntimamente por su falta de humildad.
 
En cuanto a remediar sus necesidades mediante un disfraz y actuar a favor de la sombra de la noche, seguía Wenceslao el precepto evangélico: que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha; es decir, que se haga la caridad sin la menor ostentación. Todo esto sólo podía hacerse en tal secreto.
 
San Wenceslao fue, pues, un soberano que amaba y servía a su pueblo. Un duque que descendía voluntariamente a las más bajas capas sociales para entender y amparar a sus súbditos.
 
Se sabe que asistía a los entierros de la gente más pobre, que visitaba a los presos y que cuidaba personalmente de las cosechas de trigo, como un campesino más. También ayudaba a elaborar el vino. Con el mejor trigo hacía hostias, y con el mejor mosto, vino de consagrar en la celebración de la misa.
 
Era una personalidad humana sumamente atractiva, pues hacía el bien a quien lo necesitase, cuando los señores de su misma alcurnia miraban a los campesinos por encima del hombro.
 


SAN SEBASTIÁN: ORACIÓN PARA OBTENER SU FAVOR Y EL CUMPLIMIENTO DE UN DESEO


Oh mi amado San Sebastián:
Tú, que tanto favor alcanzaste de Dios, 
tanta fe y caridad,
que llegaste a sacrificar tu vida
por obedecer a sus deseos
y socorrer ayudando fielmente
a tus hermanos cristianos.

Ahora que vives junto
a Dios escucha las plegarias y súplicas
de los que te invocan 
con gratitud, fe y devoción,
acudiendo a ti desde los campos,
pueblos y ciudades. 

Glorioso mártir de Cristo,
alcánzanos de Dios que,
confesando nuestra fe,
acojamos el Reino anunciado por Jesucristo
con verdadero espíritu de penitencia 
y vivamos como hijos de Dios.

Que nuestros hogares sean 
verdaderos templos de amor
en donde florezca la santidad, 
reinen el bienestar, la alegría y la paz.

Que en nuestro trabajo 
reinen la justicia y la concordia.

Líbranos de todo egoísmo y maldad 
para que, fraternalmente unidos,
vivamos en esta hermosa tierra 
que Dios nos ha dado
de acuerdo con los valores del Reino:
especialmente la verdad, la justicia y el amor.

San Sebastián mártir glorioso, 
lleva nuestros ruegos ante Dios
y concédenos tu especial intercesión
para que podamos obtener lo que aquí pedimos:

(Hacer tu Petición)

San Sebastián, atiende nuestras plegarias,
ayúdanos a conseguir lo que solicitamos 
y danos fuerza y confianza,
para que siguiendo tu ejemplo de fe, 
esperanza y caridad,
podamos alcanzar la vida eterna
que Jesús promete 
a los que perseveran hasta el fin
y para que bajo la protección de María,
nuestra Madre, lleguemos a Él,
fuente de eterna felicidad.

Amén.

Martirio de San Sebastián

La siguiente composición, escrita por el poeta cubano Eugenio Florit, tiene como tema el martirio de San Sebastián, o sea el momento en que el santo, amarrado al tronco de un árbol, fue asaeteado por sus enemigos. La poesía que reproducimos es muy conocida y famosa, pero conviene que nuestros lectores la lean con atención, observando las imágenes que el poeta (poniéndolas en boca del propio San Sebastián) emplea para designar a las flechas, a quienes llama "palomitas de hierro", "pequeños querubines de alas tensas" y "tibias agujas celestiales". He aquí, según la poesía, lo que dijo San Sebastián cuando le atravesaban el cuerpo a flechazos.


Sí, venid a mis brazos, palomitas de hierro; 
palomitas de hierro, a mi vientre desnudo. 

Qué dolor de caricias agudas. 

Sí, venid a morderme la sangre, a este pecho, 
a estas piernas, a la ardiente mejilla. 

Venid, que ya os recibe 
el alma entre los labios. 

Sí, para que tengáis nidos de carne 
y semillas de huesos ateridos; 
para que hundáis el pico rolo 
en el haz de mis músculos. 

Venid a mis ojos, que puedan ver la luz; 
a rnis manos, que toquen forma imperecedera;
 a mis oídos, que se abran a las aéreas músicas;
 a mi boca, que guste las mieles infinitas; 
a mi nariz, para el perfurme 
de las eternas rosas. 

Venid, sí, duros ángeles de fuego, 
pequeños querubines de alas tensas. 

Sí, venid a soltarme las amarras 
para lanzarme al viaje sin orillas. 

¡Ay! Que acero feliz, qué piadoso martirio. 
¡Ay! Punta de coral, águila, 
lirio de estremecidos pétalos. 

Sí. Tengo para vosotras, flechas, 
el corazón ardiente, pulso de anhelo, 
sienes indefensas.

Venid, que está mi frente ya limpia 
de metal para vuestra caricia. 

Ya, qué río de tibias agujas celestiales. 
Qué nieves me deslumbran el espíritu. 
Venid. Una tan sola de vosotras, 
palomas, para que anide dentro de mi pecho 
y rne atraviese el alma con sus alas... 

Señor, ya voy, por cauce de saetas. 
Sólo una más, y quedaré dormido. 

Este largo morir despedazado 
cómo me ausenta del dolor. 

Ya apenas el pico de estos buitres me lo siento.
 Qué poco falta ya, Señor, para mirarte. 

Y miraré con ojos que vencieron las flechas; 
y escucharé tu voz con oídos eternos; 
y al olor de tus rosas 
me estaré como en éxtasis; 
y tocaré con manos que nutrieron 
estas fieras palomas; 

y gustaré tus mieles con los labios del alma. 
Ya voy, Señor. 

¡Ay! Qué sueño de soles, 
qué camino de estrellas en mi sueño. 
Ya sé que llega mi última paloma... 

¡Ay! ¡Ya está bien, Señor, 
que te la llevo hundida 
en un rincón de las entrañas!



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