ORACIÓN QUE PIDE SU MILAGROSA INTERVENCIÓN AL GRAN PODER DE DIOS EN CASO DE HURACANES, TERREMOTOS Y OTRAS CALAMIDADES

 
Que el Gran Poder de Dios nos libre
de toda clase de calamidades, y especialmente
de los terremotos y otras catástrofes naturales.
 
ORACIÓN 

¡Poderoso Señor, que con sola tu voz
creaste los cielos y la tierra de la nada! 

Tú que gobiernas con benignidad,
con amor y con justicia el universo,
a Ti acudo hoy en mis necesidades,
porque Tú eres el único que puede
salvarnos de los peligros y tentaciones
en que continuamente nos vemos expuestos
a caer en este valle de miserias y tribulaciones.

Tú, que eres Padre amantísimo,

que castiga los errores pero siempre muestra 
su infinita misericordia, aún cuando
decretas la suerte de los hombres y los pueblos,
contémplanos con tus ojos hermosos,
llenos de compasión y piedad. 

No desoigas las lamentaciones
con que tus amados hijos, que hoy,
contritos y humillados, se postran ante Ti,
pidiendo compasión para sus delitos.

Líbranos, Señor Omnipotente,
de todas las calamidades con que afliges y castigas
a los que se muestran rebeldes a tus leyes,
y muy especialmente de los temblores de la tierra,
de ventiscas, huracanes y de todos los desastres
con que la naturaleza nos muestra su furia. 

Tú, que la gobiernas; Tú, que mandas en toda ella,
puedes concedernos esa gracia
por la intercesión de la Santísima Virgen
María de los Dolores y Madre del Amor Hermoso
a quien recurriremos en nuestra desventura,
pidiéndola su auxilio y saludándola
con las edificantes palabras del arcángel. 

(Rezar...) Dios te salve María... 

Omnipotente y Sempiterno Dios,
un pueblo entero, que conoce sus faltas
y abjura de todos sus errores,
se prosterna a tus pies y te pide misericordia.
 
Nosotros, Hijos tuyos,
que estamos en el mundo
por un destello de tu inagotable bondad,
¿habremos de sufrir tan tremendos castigos
con los que nos atenaza la naturaleza
dejando a su paso muerte, dolor y desolación?
 
No, benevolente Señor, porque nosotros,
con nuestras oraciones y con una penitencia
que nos lave de la odiosa mancha del pecado,
detendremos tu cólera y procuraremos
hacernos dignos de estar siempre junto a Ti,
allá en la patria de los bienaventurados, donde
se manifiesta con todo su esplendor y grandeza
tu eterno poder, y donde sólo se escuchan
los himnos de alabanza qué entonan los ángeles
a tu Majestad, Poder y Grandeza.
 
Líbranos, pues, Señor,
de toda clase de calamidades,
y muy especialmente del terrible azote
de los terremotos, huracanes e inundaciones
pues nosotros te ofrecemos enmendarnos,
confesar nuestras faltas y llevar una vida
que sea toda virtud y santidad.
 
Tú eres el padre de los hombres,
el Dios de la misericordia;
duélete de nosotros,
escucha los clamores de tus desgraciados hijos
y ten piedad de este pueblo
que te ha de adorar eternamente,
por los siglos de los siglos.
 
Amén.
 
 
 


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