SAN SIMEÓN, GOZOS EN SU HONOR


SAN SIMEÓN
Obispo y mártir.

 
Hijo de Cleofás y primo del Señor, sucede a Santiago al frente de la comunidad cristiana de Jerusalén cuando éste fue martirizado el año 62.
 
Según Eusebio la elección tuvo lugar después de la ruina de la Ciudad Santa, pero más probable parece que fuera a raíz mismo de la muerte de Santiago.
 
Durante su episcopado tuvo lugar la huida a Pella de la comunidad cristiana y él mismo escapó con ello a la búsqueda de descendientes de David que habían hecho Vespasiano y Domiciano.

 
Arrestado en el imperio de Trajano, fue condenado a muerte por ser cristiano y ser descendiente de David, según cuenta Hegesipo.
 
Tenía al tiempo de su martirio por crucifixión 120 años. Su muerte fue hacia 107.

GOZOS

Ya que de eternas dulzuras
gozáis en la santa Sion,
interceded por nosotros
ante Dios, san Simeón.
 
En santidad eminente
fuisteis, Simeón glorioso,
y al mismo tiempo dichoso
por ser de Jesús pariente;
Devotos vuestros querernos
ser por esta razón:
interceded por nosotros
ante Dios, san Simeón.
 
Jesucristo os escogió
por discípulo, y doctrina
celestial y divina
con amor os enserió;
Merecisteis ser testigo
de su gloriosa ascensión:
interceded por nosotros
ante Dios, san Simeón.
 
Vuestro celo conocido
por Jesús crucificado,
de Jerusalén prelado
fuisteis vos elegido;
Gobernasteis dicha iglesia,
con la mayor atención:
interceded por nosotros
ante Dios, san Simeón.

Delante Ático teniente
del emperador, fuisteis
acusado, mas tuvisteis
un valor el mas ardiente;
Nada pudo aquel tirano
contra vuestra fe y tesón:
interceded por nosotros
ante Dios, san Simeón.
 
Empleó halagos, terneza,
para poder seduciros;
mas vos, en vez de rendirlos,
mostráis heroica firmeza,
defendiendo con denuedo
la Divina Religión:
 
Vuestra vejez no mirando,
verdugos, o mejor, fieras,
van de mil y mil maneras
vuestro cuerpo atormentando;
De un viejo débil no tienen
ni la menor compasión:
interceded por nosotros
ante Dios, san Simeón.

Débil sois por vuestra edad,
y de miembros achacoso,
empero muy valeroso
por vuestra gran santidad;
Vuestro valor causó en muchos
la mayor admiración:
interceded por nosotros
ante Dios, san Simeón.
 
Finalmente vuestra vida
en una cruz acabáis,
y al Criador entregáis
vuestra alma pura enseguida,
la cual goza eternamente
en la celestial mansión:
interceded por nosotros
ante Dios, san Simeón.
 
En todo lance fatal,
San Simeón, socorrednos,
e igualmente defendednos
del enemigo infernal;
Rogad a Dios que lleguemos
al puerto de salvación:
Ya que de eternas dulzuras
gozáis en la santa Sion;
Interceded por nosotros
ante Dios, san Simeón.
 

 

0 comentarios:

Publicar un comentario

SÍGUEME EN FACEBOOK