DOMINGO DE RAMOS: EXPLICACIÓN DE LAS CEREMONIAS


A Iglesia, en las ceremonias de este día, representa la entrada solemne de Jesucristo en Jerusalén, cinco días antes de su muerte: el pueblo acompañó al Salvador extendiendo sus vestiduras y llenando todo el camino de ramas, rodeándole en su triunfo con olivas y palmas, y aclamándole todos como el Mesías verdadero.
 
La Iglesia pide en la primera oración por aquellos que llevan los ramos, la gracia de triunfar ante el demonio durante la vida; y en la segunda ruega al Señor que llene de bendiciones las casas donde los ramos benditos sean conservados.


La solemne procesión de este día, significa la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén. El cerrarse las puertas de la Iglesia, es para manifestar que antes de la pasión de nuestro divino Salvador estaba cerrado el cielo para los hombres.

El abrirse las puertas de la Iglesia cuando el diácono da con el astil de la cruz es, que después de su gloriosa pasión, el mismo Salvador les abrió a los hombres las puertas del cielo, para lo cual fue al limbo a sacar a los bienaventurados.

La procesión, cuando entra en la Iglesia, significa la entrada triunfante de los santos en el cielo; por lo que para entrar en la gloria no hay otro camino que la Cruz.

No se inciensa, ni el diácono pide la bendición, ni se llevan ciriales al cantarse el Evangelio, en señal de luto y de tristeza por la muerte de Jesús.

Al finalizar el  Evangelio no se dice "El Señor esté con vosotros" (Dominus vobiscum), para aborrecer la perfidia del falso beso con que saludó Judas al Salvador cuando lo vendió.

Los ramos que se arrojan al pie de la Cruz, representan que ha llegado el tiempo de ofrecer nuestros corazones a Dios para salvar nuestras almas del pecado.

EL INTROITO: de la misa de este día representa el dolor y el abandono de Jesucristo durante la pasión, por nuestros pecados.

LA ORACION: pide al Señor la gracia de tener la paciencia de Jesucristo en los trabajos de la penitencia para llegar a la gloria de su resurrección.
 
 LA EPÍSTOLA: es sacada de la de San Pablo a los Filipenses, en donde exhorta a los fieles a seguir la humildad de Jesús, que se humilló bajo la forma de esclavo, y que no hay entrada en la gloria mas que por los dolores de su muerte.

LA PASION: se lee para horrorizar al pecador descubriéndole el castigo de sus crímenes y por asegurarle mostrándole al mismo tiempo los méritos del Salvador que de ver animarle en confianza de su salvación.

 
El OFERTORIO: el dolor que Jesucristo experimentó al considerar el poco fruto que había de sacar de su pasión en un número infinito de personas que en lugar de reconocimiento no le harían mas que ultrajes, mas amargos que la hiel y vinagre que le dieron en la cruz.

EN LA SECRETA Y POST COMUNION: manifiesta Jesús que así como él ha sufrido por salvarnos, así nosotros debemos sufrir todo por su amor, renunciando a nuestra propia voluntad, y abandonándonos enteramente a él, puesto que él se ha dado tan liberalmente por nosotros.





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