GOZOS A LA PRECIOSA SANGRE DE CRISTO, GOZOS Y ORACIÓN

 
GOZOS A LA PRECIOSA SANGRE DE CRISTO

Pues morís, Padre y Señor,
en una Cruz afrentosa,
por vuestra Sangre preciosa,
dadnos Jesús, vuestro amor.

Esposo de sangre hermoso,
que en vuestra Circuncisión,
con ternura y compasión
la derramáis cariñoso,
y aunque tierno y amoroso
lloráis por el pecador:
por vuestra Sangre preciosa,
dadnos Jesús, vuestro amor.


Entre el huerto de las penas,
entre angustias y agonías,
dais amante por mil vías
la Sangre de vuestras venas,
y pues con dulces cadenas
rendís nuestro desamor:
por vuestra Sangre preciosa,
dadnos Jesús, vuestro amor.

Ríos de Sangre corrieron
de vuestro Cuerpo sagrado,
cuando a golpes maltratado
con tanto azote le hirieron,
todo una llaga os hicieron,
siendo el hombre el ofensor:
por vuestra Sangre preciosa,
dadnos Jesús, vuestro amor.

Vos de espinas coronado
tanta Sangre derramáis,
que casi, mi bien, cegáis,
todo el rostro ensangrentado,
y pues tierno y lastimado
pagáis por vuestro deudor:
por vuestra Sangre preciosa,
dadnos Jesús, vuestro amor.

Al llegar desfallecido
y sin aliento al Calvario,
un aleve y temerario
os arrebata el vestido,
Piel y Sangre, mal herido,
nos dais en este rigor:
por vuestra Sangre preciosa,
dadnos Jesús, vuestro amor.

Clavos son nuestros delitos,
que en una Cruz os fijaron,
y pies y manos rasgaron
con dolores exquisitos,
la sangre de Abel da gritos
en favor de su agresor:
por vuestra Sangre preciosa,
dadnos Jesús, vuestro amor.

Difunta vuestra hermosura,
un ciego, el más atrevido,
el dulce pecho os ha herido,
derramando con ternura
raudales de gran dulzura
la Fuente del Salvador:
por vuestra Sangre preciosa,
dadnos Jesús, vuestro amor.

Pues morís, Padre y Señor,
en una Cruz afrentosa,
por vuestra Sangre preciosa,
dadnos Jesús, vuestro amor.

℣. Nos Redimiste, Señor, con tu Sangre.

℟. Y nos hiciste un reino para tu Padre y Dios nuestro.


ORACIÓN
 
Omnipotente y Sempiterno Dios,
que por la Preciosa Sangre de tu Hijo
quisiste aplacarte y redimirnos,
concédenos te suplicamos,
recordarte el precio de nuestra Redención,
para que merezcamos alcanzar en esta vida el perdón,
y la gloria en la eterna.
 
Por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor,
que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
 
Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu Santo. Amén.
 
 
 

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