NUESTRA SEÑORA DE LA ALTAGRACIA: NOVENA PARA PEDIR SU PROTECCIÓN Y UN FAVOR



Arrodillado delante del Altar o Imagen de Nuestra Sra., se hace la Señal de la Cruz y se dice el Acto de Contrición, luego se dirán las oraciones siguientes.

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh Madre de la Divina Sabiduría y, por eso, Madre de Dios de Altagracia! Postrado a tus plantas, este miserable hijo tuyo viene a pedir le alcances dos gracias en esta Novena. 

La primera es una alta gracia de grande honra y gloria para Cielos y Tierra; pues lo es la exaltación denuestra Santa Fe Católica, la paz y concordia entre los pueblos cristianos. 

La segunda es la gracia justificante para este arrepentido pecador que ya aborrece los viles deleites de la culpa y propone no ofender más a la bondad infinita. 

Por tu mano, Señora, espero esta misericordia, para que después de servirte en esta vida, llegue a gozar, en la otra, de la Divina gracia. 

Para que más bien pueda contar las misericordias de Dios, te pido atiendas mi necesidad y me concedas la gracia que te voy a pedir:

(Realizar la petición). 

Así, Madre mía, lo espero de tu piadosa liberalidad; mas si acaso no conviniese mi petición, me resigno a tu Santísima voluntad. Dame paciencia para tolerar los trabajos y penas de esta vida, hasta el fin dichoso de verte con tu Hijo Jesús en la gloria. Amén.


DÍA PRIMERO
ORACIÓN

¡Oh resplandeciente estrella de la mañana, hermosa como la Luna, escogida como el Sol y terrible escuadrón contra el abismo infernal! Tu luz alumbra a los ciegos, tu gracia a los cansados. Te suplico me recrees con tu graciosos resplandores, para salir de infeliz noche de la culpa y amarte con tu Hijo Jesús, en el día eterno de la gloria. Amén.


Ahora se reza tres veces el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria al Padre.


DÍA SEGUNDO
ORACIÓN

¡Oh Señora, la más excelsa en los palacios de la Gloria, la reconciliadora del perdón y de la gracia, consuelo en las tristezas, refugio en los peligros y alivio en las angustias! A tu piadoso cuidado encomiendo mi alma y mi cuerpo, para que este se preserve de los contratiempos y aquella, de sus tres poderosos enemigos: mundo, demonio y carne. Si tú me asistes, dulce bien mío, cantare eternamente gloriosas victorias en el Cielo. Amén.

Ahora se reza tres veces el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria al Padre.


DÍA TERCERO 
ORACIÓN

¡Oh princesa del Imperio, lecho del mejor Salomón y reclinatorio de la Santísima Trinidad;alergia de los Cielos y recreo de los Bienaventurados! Por ti, Señora, vive el mundo y respiran tus devotos. Inclina, misericordiosa Reina, tus piadosos oídos a las oraciones de este siervo tuyo y desvanece las tinieblas de mis vicios. Con los rasgos de tu santidad, abraza mi corazón, para que yo ame y sirva tu dulce Hijo Jesús, hasta verle en la Corte Celestial. Amén.

Tres Padre Nuestros, Ave Marías y Glorias.

DÍA CUARTO 
ORACIÓN

¡Oh Grandiosísima Señora! Por el cansancio y fatiga que tuviste, caminando con tu esposo José por sendas trabajosas, desde Nazaret a Belén, alcánzame gracia para que yo sufra con paciencia las miserias y trabajos de este destierro y suspire, con finos afectos de amor, por aquella Belén Celestial, donde encontrare al Justo José con el verdadero pan de tu Hijo Jesús. Ahí le adorare para siempre con todo mi corazón. Amén.

Tres Padre Nuestros, Ave Marías y Glorias. 

DÍA QUINTO 
ORACIÓN

¡Oh fiel medianera entre Dios y los hombres, puerta de la gracia y puerto del naufragio que el mundo padeció! Gobierna los afectos de mi alma y destierra los malos resabios, hasta que no haya en ella, sino una especial gracia del Espíritu Santo, par que yo ame como debo a tu Santísimo Hijo y Redentor mío, Jesucristo, y así salga en paz de las tormentas de este mundo y descanse en los umbrales de la que es puerta del Cielo, gozando para siempre la quietud del puerto deseado. Amén.

Tres Padre Nuestros, Ave Marías y Glorias. 

DÍA SEXTO 
ORACIÓN

¡Oh puerta Oriental, ajena de toda mancha y corrupción, por la que vino al mundo el más hermoso de los hijos de los hombres! Te suplico Señora, me alcances de su piedad la perfecta hermosura de mi alma, con la pureza de intención en todas mis obras, para hacerme digna habitación de la eterna Sabiduría. Ocupa mi corazón con pensamientos del Cielo, para que, apercibiendo todo lo visible de este siglo, me trate en el como peregrino y extranjero que no tiene Ciudad permanente y suspire por las Moradas eternas, hasta conseguir el descanso de las almas divinas. Amén.

Tres Padre Nuestros, Ave Marías y Glorias. 

DÍA SÉPTIMO
ORACIÓN

¡Oh Emperatriz de los Ángeles y maravillosa protectora de los Hombres! Oye, Señora, a este afligido enfermo que te llama y pide el remedio de todas sus necesidades. Las corporales esperan la medicina de tu admirable Patrocinio y las del alma serán, con tu Alta gracia, el empleo compasivo de tu clemencia: como yo logre en mi muerte la asistencia, no dudo, a la sombra de tal Protectora, tener favorable en mi particular juicio la sentencia y reinar en tu compañía en la Corte de la Gloria. Amén.

Tres Padre Nuestros, Ave Marías y Glorias. 

DÍA OCTAVO
ORACIÓN

¡Oh refrigerio de los mortales, embeleso de los Serafines y refugio seguro de los pecadores! Confiado, llego al Tribunal de tu gracia, para recibir despacho favorable a mis trabajos y miserias. Consuélame, Madre mía, con la gracia que pido en esta Novena, preparando con tus benévolos influjos las disposiciones de mi alma, para merecer tu protección en mis adversidades, tu socorro en las calumnias de mis enemigos y tu asistencia en los últimos lances de mi vida, hasta que te vea en la Bienaventuranza. Amén.

Tres Padre Nuestros, Ave Marías y Glorias. 

DÍA NOVENO 
ORACIÓN

¡Oh Paraíso ameno de sagradas delicias! Madre, Hija y Esposa del Altísimo! Ya se concluye tu Novena, pero no mi esperanza en el consuelo de mi alma. ¡Ea!, Señora, te suplico me consueles en mis dolores y gemidos, mostrándome esos ojos misericordiosos con tu amable presencia, para que así expire seguro en las misericordias de Dios y sobre todo, hágase su Santísima Voluntad. Amén.

Tres Padre Nuestros, Ave Marías y Glorias.


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