EL ÁNGEL QUE EVITA EL SACRIFICIO DE LOS HIJOS


Dios pone a Abraham a prueba. Éste debe dar a su hijo Isaac en sacrificio. 

Entonces, Abraham toma a su hijo, sube la montaña y encadena a Isaac en el altar. Justo cuando está por matar a su hijo, el Ángel del Señor lo llama y le ordena: 

"No le hagas daño a tu hijo, porque ahora sé realmente que respetas a Dios puesto que hasta me hubieras entregado hasta tu propio único hijo (Gen 22, 12). 

Esta es una historia difícil que evoca siempre indignación entre los oyentes. ¿Cómo puede Dios pedirle a Abraham que sacrifique a su propio hijo? ¿No es éste un Dios terrible? 

Esta historia puede ser interpretada de distintas maneras. Si lo hacemos a partir de los sujetos, entonces significaría que no puedo conservar aquello que más quiero, que debo dejar quitarme aquello que amo. Sólo así podré progresar en mi camino interior. No debo escatimar con Dios, aun con aquello que más quiero. Sin embargo, ésta no es la interpretación que vamos a dar. Es necesario entonces, explicar la historia del sacrificio de Abraham desde el aspecto del Ángel. 

Entonces, uno podría preguntarse si Dios realmente exigió el sacrificio de Abraham. Quizás Abraham sólo creyó que Dios quería el sacrificio de Isaac. Quizá era su imagen de Dios aun incompleta. De esta manera interpretan esta historia muchos que aseguran que en realidad en Israel ya no eran posibles los sacrificios humanos. La imagen de Dios se había modificado. Pero para mí no es ésta una historia pasada. 

Hay a menudo padres que creen que le hacen un favor a Dios si "sacrifican" a sus hijos. Por supuesto que no los sacrifican en el altar textualmente, pero sí los "sacrifican" en su afán de rigor y moralidad. Para estos padres lo más importante es que sus hijos cumplan con todos los mandamientos de Dios. Pero no se dan cuenta de que en realidad sus hijos no terminan cumpliendo los mandamientos de Dios sino los de sus miedos y estrechez. Al fijarse sólo en los mandamientos, sacrifican a sus hijos. Los hijos se enfrentan, entonces, a la frialdad de padres que por el miedo a no cumplir con la voluntad divina pierden su capacidad de sentir y percibir las necesidades de sus hijos. Así, por ejemplo, se le inculca a los niños terror al infierno cuando se los descubre en medio de algún juego de índole sexual. Este miedo le provoca al niño la sensación de estar perdido para siempre. De esta manera, por ejemplo, se convierte un niño en un sacrificio. 

Pero no sólo sucede esto con estas imágenes tan rigurosas de Dios sino también con los muchos ídolos que resultan para muchos padres más importantes que sus propios hijos. Aquello que se idolatra puede ser el dinero, carrera o el placer. Cuando estos objetos de culto determinan la vida de sus padres, también sacrifican a los hijos a quienes se los aparta para poder conseguir sus propias metas. Otros sacrifican a sus hijos en el "altar de su ambición". El niño debe lograr todo aquello que los padres no pudieron. Debe tomar clases de ballet, de piano y al mismo tiempo de equitación. Requiere de clases particulares para tener un buen promedio en el secundario y poder estudiar luego medicina. No tiene sentido protestarles a estos padres, necesitan un Ángel que les impida seguir sacrificando a su hijo. 

La historia de Abraham nos da esperanzas de que aun cuando hay padres que están a punto de sacrificar a sus hijos, puede aparecer un Ángel y hacerlos entrar en razón. Un Ángel que les abra los ojos para ver qué es lo que deben sacrificar en realidad. Deben sacrificar al carnero que simboliza la fuerza. En vez de sacrificar a su hijo indefenso deberían hacerlo con parte de su fuerza, de sus éxitos y sus ambiciones para que su hijo pueda vivir en libertad. En esta historia el Ángel protege al niño al tomarle la mano e impedir que lo maten. De la misma manera lo hace el Ángel al mostrarles a los padres qué es lo que en realidad deben sacrificar. 

El niño lleva en sí algo que puede romper con el círculo de los rituales de sacrificios paternos. El niño, aunque parezca como Isaac tan indefenso tiene un Ángel que aparece siempre cuando los padres están obsesionados con esos rituales de sacrificios. Cuando algunos adultos que han sido lastimados analizan su niñez, encuentran siempre a estos Ángeles que impiden a los padres sacrificar a los hijos. Los Ángeles fueron, por ejemplo, quienes aplacaron la furia del padre o los chirlos de la madre para frenar así esa fijación en una concepción de Dios tan rigurosa. 

Verena Kast describió en su libro: "Adiós a las víctimas. Vivir la propia vida" a personas que se han sentido durante toda su vida víctimas. Ellas reprimen sus agresiones para evitar conflictos y creen que se encuentran indefensas frente a las agresiones de los otros. Permanecen pasivas y se niegan a tomar las riendas de sus vidas. Se aíslan, les temen a los cambios y no son libres. Llega un momento en que se dan cuenta de que "ya no pueden seguir así. De esta manera se convierte el tema de las víctimas en lo más importante de las vidas". 

El Ángel reconoce a Isaac en el papel de víctima y lo libera de las cadenas que lo atan al altar de los sacrificios. Al mismo tiempo libera también a Abraham del papel de agresor y así puede vivir Isaac.

Cuando un niño se siente indefenso, se encuentra en gran peligro de caer en el papel de la víctima. Se vuelve apático, se conforma con cualquier cosa y así es como deja de vivir realmente. 

La historia de Abraham nos da esperanzas de que aun esos niños indefensos pueden salir de su papel de víctimas con la ayuda de un Ángel. El Ángel acompaña al niño cuanto éste se resiste a las agresiones de los padres. Está con el niño que se escapa de los gritos de un padre alcohólico y se refugia en el jardín donde canta canciones para liberarse del poder del padre y ponerse en contacto con su propia fuerza. También está con el niño que no se conforma con el mal clima reinante en su hogar y busca auxilio con un amigo. 

¿Qué es lo que provee a un niño o a un adulto de la fuerza necesaria para liberarse de las cadenas de su papel de víctima? ¿Es una ocurrencia espontánea, es su instinto de conservación? En realidad no podemos afirmar qué es lo que permite que alguien deje de ser víctima y viva su propia vida. Pero sí podemos creer que es un Ángel que cuida de él e impide el sacrificio. 

Hay muchas personas que viven como víctimas. La convivencia con ellos es muy difícil ya que aunque actúen constantemente el papel de víctimas y acepten todo lo que se les pide y haga, irradian constantemente una cuota de agresividad reprimida muy elevada. De esta manera producen en quienes los rodean sentimientos de culpa. La madre es víctima porque los niños le ocasionan muchos problemas. No puede descansar y termina enfermándose. Sus hijos se sienten entonces culpables y tampoco pueden ser felices. Por eso se requiere de un Ángel para salir de este círculo vicioso de víctimas y victimarios, de agresiones reprimidas y culpas. 

El Ángel se nos aparece y nos abre los ojos para que entendamos que debemos sacrificar parte de nuestra fuerza interior ya que a partir del sacrificio de nuestra fuerza y agresividad puede surgir nueva vida.



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