SAN JOSÉ. ORACIÓN PARA PROTECCIÓN Y MEJORAS LABORALES


¡Bendito y paciente San José,
guardián del Niño Jesús y casto esposo de María,
que dedicaste toda tu vida
al perfecto cumplimiento de tu deber.

Tu que mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret
con el humilde trabajo de tus manos
sin dar tregua jamás al cansancio,
las dificultades o las fatigas,
protege bondadosamente
a los que recurrimos confiadamente a ti.

Tú que conoces nuestras aspiraciones,
nuestras esperanzas y deseos de prosperidad,
y que sabes que nos dirigimos a ti
esperando tu comprensión y ayuda,
pon sobre nosotros tus esperanzadores ojos
y danos tu valiosa protección.

Tú también supiste de pruebas, cansancio y trabajo,
Pero, aun dentro de todas estas 
preocupaciones materiales de la vida,
tu alma estaba llena de profunda paz
así como llena de verdadera alegría
debido al íntimo trato que gozaste con el Hijo de Dios
que te fue confiado a ti a la vez a María,
su tierna y bendita Madre.

Amén.

Hacer ahora una petición, con fe infinita, 
al Santo Patrono de los Trabajadores. 
El la atenderá y dará cumplimiento.


SAN JOSÉ

Al no haber recibido del ángel ninguna indicación sobre la conducta que debía seguir con respecto a San José, María guardaba silencio. Ella, que se había apresurado a ir a ver a Isabel en cuanto comprendió que debía acudir allí, se puso en manos de Dios para un asunto mucho más grave. El heroísmo de esta acción se mide por su riesgo y por la inquietud que iba a provocar en José. 

Los desposorios tenían, entre los judíos, el mismo rigor que la boda; el adulterio se castigaba con la lapidación. Pero no era menos inquietante la perspectiva de una ruptura, debido a las sospechas que José tendría sobre ella; y mucho más doloroso por la angustia que iba a poner en su alma. El principio de su unión era un amor extraordinario a la virginidad, que creaba entre ellos lazos mucho más fuertes y hondos que los sentimientos de este mundo. Se entrevé a qué prueba sometía Dios a su sierva, que sencillamente se puso en sus manos. Será preciso nada menos que el envío de un ángel para resolver esta situación verdaderamente grave.

La antigüedad cristiana ha creído siempre en la perpetua virginidad de la Madre de Dios y ha tratado de herejes a los que, como Joviniano, la han negado, invocando este texto y el de Marcos (3,31), que citaremos más tarde. 

«La partícula hasta que –señala Dom Calmet– no dice que de lo que se habla acontezca después de eso, sino sólo que no sucedió hasta ese momento. Cuando se dice que Jesucristo reinará hasta que su Padre le ponga a todos sus enemigos bajo sus pies, ¿acaso se quiere indicar que dejará de reinar cuando le haya sometido a todos sus enemigos?» 

Este sabio comentarista indica otros casos en donde la palabra hasta significa una realidad o una acción que durará después del tiempo indicado: 1 Tim 4,13; Gen 28,5; Is 46,4; Mat 12,20


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