SAN LONGINOS. ORACIÓN PARA PEDIR UN MILAGRO


Glorioso mártir San Loginos
que al atravesar con tu lanza el costado de Nuestro Señor
y caer una gota de su sagrada sangre en tus ojos
quedaste milagrosamente sanado,
recuperando la visión y lo más importante
abriendo tu alma al Señor
cuando pronunciaste las palabras:
"Verdaderamente este era Hijo de Dios"

Que sea tu fe la que hoy me guíe e inspire,
para acrecentar la mía, que también es grande,
y que Dios, enternecido por ella
ponga sus ojos en mí
y me ayude en esta difícil situación 
que por mi mismo no puedo solucionar
y solo será posible si me concede un milagro.

Se tú, querido santo mío,
el medio por el cual
mi petición llegue a Él
pues mejor abogado no podré tener
para que exponga mi caso
y que gracias a tus méritos
se apiade de mi el Señor.

Tu que por amor a Dios
ofreciste tu vida generosamente
para mayor gloria de Su Nombre,
intercede por mí, pues a ti nada puede negarte,
por contarte entre sus favoritos en el cielo.

Mi agradecimiento y mi fe en ti
no conoce límite y es por ello
que tengo la total seguridad 
de que mi petición será atendida
para mayor gloria de tu nombre
y mi eterna devoción a tu memoria.

Amén.

Pedir ahora el milagro que se desea obtener
y rezar Padre Nuestro, Ave María y Gloria.


SAN LONGINOS

Longinos, fue uno de los centuriones que custodiaba la cruz del Señor por orden de Pilato. Fue él quien traspasó el costado del Señor con la lanza, pero viendo las maravillas que entonces sucedieron - el sol se oscureció y la tierra tembló - llegó a creer en Cristo. Cuenta la leyenda que esto fue debido a que unas gotas de la sangre de Cristo corrieron por la lanza y cayeron en sus ojos, hasta que él, que por su avanzada edad o por enfermedad tenía problemas para ver, de inmediato recuperó la visión total.

Después de haber renunciado a su estatus militar y haber sido instruido por los apóstoles, pasó 28 años de vida monástica en Cesarea, Capadocia, y convirtió a muchos a la fe con su palabra y sus ejemplos. 

Encarcelado, porque se negó a hacer sacrificios a los dioses paganos, el gobernador ordenó sacarle todos los dientes y cortarte la lengua, pero aun así Longinos no perdió el uso de la palabra, y tomando un hacha rompió todos los ídolos mientras decía: "Ya veremos si son dioses". Demonios salieron de los ídolos y entraron el gobernador y todos sus compañeros, los cuales, enloquecidos y ladrando, se postraron a los pies de Longino. Éste preguntó a los demonios, "¿Por qué vivís dentro de los ídolos?"

Ellos respondieron: "Nuestra morada es donde el nombre de Cristo ni siquiera ha hecho su signo"

Dirigiéndose al gobernador, enloquecido y ciego, Longinus dijo:

"Que sepas que solo podrás curarte después de haberme matado. Tan pronto como reciba la muerte de tu mano, oraré y te conseguiré la salud del cuerpo y del alma." En el mismo momento el gobernador ordenó que le cortaran la cabeza, después de lo cual fue a su cuerpo, se postró en lágrimas e hizo penitencia. Inmediatamente recuperó la vista y la salud y hasta el final de su vida hizo buenas obras.



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