LAS TRES CARMELITAS MÁRTIRES DE GUADALAJARA, SU HISTORIA Y SUS VIDAS


También conocidas como las tres azucenas del Carmelo, las tres religiosas mártires son: Sor María Pilar de San Francisco de Borja, Sor Teresa del Niño Jesús y de San Juan de la Cruz y Sor María Angeles de San José.
 
Fueron 3 almas generosas que se entregaron al sufrimiento del martirio por amor a Jesucristo.
 
En Guadalajara, hermosa ciudad castellana, existe desde mediados del siglo XVII el convento de las Carmelitas descalzas de San José, religiosas entregadas a la gloria de Dios, al bien de sus hermanos (por quienes se sacrifican y oran) y a su propia santificación.

 
La beata María del Pilar Nació en Tarazona (Zaragoza), el día 30 de diciembre de 1877. Su nombre de bautismo fue Jacoba Martínez García. Se llamaban sus padres Gabino y Luisa y fueron padres de 11 hijos, de los que 8 murieron siendo niños y los otros 3 llevarían vida religiosa, uno dedicado al sacerdocio y las dos estantes serían carmelitas descalzas en el convento de Guadalajara.
 
Recordaba la ya religiosa Sor María Pilar con frecuencia que en católico hogar aprendió a rezar antes casi que a andar y a hablar. En 1879, a los dos añitos todavía no cumplidos recibía ya el sacramento de la Confirmación que la llenaría del don de fortaleza que tanto iba a necesitar en los aciagos días de la contienda nacional que la llevaría al martirio.
 
La infancia de Jacoba fue como la de las demás niñas de su edad, siempre con el deseo de ser cada día mejor y de formarse bien en las virtudes cristianas que era la lección que le inculcaban sus padres. Era amiga de todos y tenía un carácter abierto y alegre.
 
En un principio no intuía Jacoba que dedicaría su vida a Dios como ya lo iba a hacer su hermana Severiana.
 
Al llegar el día de la Profesión de Severiana en el Carmelo de Guadalajara, ésta pidió con toda insistencia al Señor que le diera la vocación a su hermana y poco después Jacoba  que tenía 15 años, estaba totalmente cambiada.
 
Acudió a su hermano, ya sacerdote, y a su misma madre y les descubrió su vocación. Había que comunicarlo a la hermana mayor para que también ella participara del gozo de que muy pronto se verían cumplidos sus deseos de ver con ella a su hermana más pequeña. La que antes “no quería ser monja” hubo de esperar cuatro años para poder realizar su gran anhelo por no haber plaza vacante. Por fin el 12 de octubre de 1898, a los veinte años entraba en el palomar de la Virgen, tomando el nombre de Jacoba María Pilar de San Francisco de Borja, y trató de entregarse de lleno al Señor en la Casa de María. Sólo ansiaba servirle de todo corazón y hacer bien a sus hermanas. Sabía hacerlo todo, pero sobre todo tenía fama de ser una perfecta bordadora. Tenía unas manos primorosas e igual sabía hacer alpargatas para las monjas que arreglar las plantas de la huerta. Para ella no había trabajos humildes...

No es fácil recoger en breves líneas las virtudes principales de que nos dio ejemplo maravilloso esta monjita carmelita durante los 38 años que vivió de carmelita descalza en el Carmelo de San José de Guadalajara. Creemos que las virtudes que mejor retratan a la Beata María del Pilar sean éstas:
 
—Amor al recogimiento y soledad de su celda para estar más dispuesta a orar con Dios.
 
—Amor al trabajo pues tenía siempre presente lo que recordaba San Pablo y recoge la Regla del Carmelo: "Quien no trabaje que tampoco coma".
 
Destacó mucho por su gran recogimiento en la celda, para gozar en silencio de su trato asiduo y amoroso con Dios. Con frecuencia decía: “Si cien veces naciera, otras tantas sería carmelita descalza y siempre en este convento de San José de Guadalajara.
 
Cuando se cernían días difíciles sobre España ella un día dijo a Madre Priora:
 
—"Madre, yo me ofrezco como víctima por V. Reverencia y por toda la Comunidad". El día 24 de julio, en plena calle, fue acribillada a balazos.
 
Fue llevada a una farmacia y después a la Cruz Roja y decía mientras moría:
 
—"Padre perdónales. ¡ Viva Cristo Rey!".

 
La beata Teresa del Niño Jesús y de San Juan de la Cruz nació en Mochales, provincia y diócesis de Guadalajara el 5 de marzo de 1909. Fue bautizada con el nombre de Eusebia García y García y sus padres eran Juan y Eulalia.
 
Eusebia era la segunda de ocho hermanos y desde que tenía seis, vivió largas temporadas con su tío sacerdote D. Florentino, que en 1936 también derramó su sangre por Cristo Rey, en Sigüenza (Guadalajara).
 
 
Son interesantes los datos que nos proporcionan sus hermanos del ambiente de fe cristiana bien vivida en aquel hogar castellano. Afirman los hermanos de Eusebia:
 
"En nuestra casa se respiraba un ambiente profundamente cristiano. Mi madre comulgaba diariamente. Rezábamos diariamente el rosario en familia. Desde niños nos enseñaban nuestros padres a asistir a todos los actos de la iglesia e íbamos todos juntos..."
 
Tenía Eusebia en Sigüenza un tío sacerdote, famoso canónigo y profesor, llamado D. Florentino que la animaba constantemente a la vida religiosa. Sacerdote que también derramó su sangre por Cristo en la guerra del 36.
 
A los siete años recibía Eusebia el sacramento de la confirmación en Sigüenza, el día 20 de junio de 1916, vísperas de la fiesta del Corpus y un año más tarde recibía su Primera Comunión.
 
El año 1918 ingresó como interna en las religiosas Ursulinas de Sigüenza y aquí recibió una muy esmerada educación. No tendría más que diez o doce años cuando hizo dos votos que tanto indican de su virtud aunque todas la tienen como traviesa y juguetona: El voto de castidad y el de esclavitud mariana.
 
Tanto las maestras como las compañeras descubren en Eusebia unas envidiables cualidades que ellas trataban de imitar. Varias de ellas lo depondrán después en los Procesos de Beatificación. Dejó huellas muy hondas de alegría, caridad y piedad.

En el caso de Eusebia la vocación nació con ella. No es corriente que una niña de diez o doce añitos haga ya dos votos al Señor de todo lo más sagrado que tiene.
 
Ya en las religiosas ursulinas fue madurando su vocación, en su colegio ingresó en 1918 como alumna interna. Leyendo la biografía de Santa Teresa del Niño Jesús “Historia de un alma”, se sintió claramente llamada al claustro carmelitano, inclinándose desde el primer momento hacia el Carmelo de San José de Guadalajara.  
 
Unos sermones a que asistió sobre Santa Teresa en 1922 con ocasión del III Centenario de la Canonización de esta gran santa Carmelita, también influyeron mucho en su decisión de ingresar como religiosa. No le faltaron caminos que se abrían ante ella: Varios religiosos y religiosas le hablaban elogiosamente de sus propias Ordenes y querían encaminarla hacia sus Casas de formación pero ella ya hacía tiempo que había tomado una decisión: "Seré carmelita como Santa Teresa y Santa Teresita y en el Carmelo de San José de Guadalajara".
 
Su tío D. Florentino estaba de acuerdo y ya veía madura a su sobrina. Conocía bien su espíritu y a pesar de su corta edad veía en ella madurez y conocimiento del paso que estaba dispuesta a dar. No así sus padres que la veían aún muy joven y necesitaban de ella para la formación de sus hermanos más pequeños.
 
Intervino D. Florentino que pesaba mucho ante los padres de Eusebia y por fin todo se arregló y pudo ver satisfechos sus ardientes deseos de consagrarse a Dios cuanto antes en el Carmelo, aunque tuvo que esperar un poco de tiempo, que aprovechó para perfeccionarse en el estudio de la música y en ir adiestrándose en una vida de penitencia. Era el 2 de mayo de 1925 (cuando contaba 16 años), el día que atravesaba las puertas del convento de San José de Guadalajara.

En un papelito que se conserva escrito por su letra recoge los "Propósitos" que hizo en unos días de Ejercicios espirituales, dice:
 
—"Cantaré eternamente las misericordias del Señor. Mis resoluciones son, Señor mío, ya lo sabes:
 
1.— Amarte con locura no teniendo otro deseo que consumirme en las llamas de tu amor.
 
2.— Para probarte este amor, trabajar por ser el ángel de la caridad de mi comunidad. Cuento con tu gracia, Jesús mío".
 
El 6 de marzo de 1930 pronunció sus votos solemnes de pobreza, castidad y obediencia. Poniéndose a trabajar con ahínco en su santificación y hacer que toda su vida religiosa resplandeciera por su amor, fidelidad y abandono a la voluntad de Dios. Ya era “toda de Jesús y Jesús de Teresa”. Fue una gran organista y una caritativa y entregada enfermera. Estas serían sus principales virtudes:
 
—Un gran espíritu de trabajo como medio de santificación y gran amor a todo lo que supusiera mortificación.
 
—Alma profundamente eucarística (pasaba largas horas ante el Sagrario) y una entrega total a pedir y morir por la santificación de los sacerdotes.
 
—Ardiente espíritu misionero. Trabajó ya cuando estaba en su pueblo para hacer propaganda por las misiones, al estilo de Santa Teresita cuyo nombre y hecho quiso imitar.
 
—Tomó también como lema el de N.P.S. Elías Profeta sobre la presencia de Dios: "Vive el Señor en cuya presencia me encuentro..." Ella no la perdía nunca.
 
Su holocausto fue maravilloso. Pudo huir a la vez que sus hermanas eran tiroteadas. Se le acercó un miliciano que aparentó quererla ayudar y la encaminaba hacia las afueras de la ciudad para abusar de ella. Pronto aquel ángel de inocencia se dio cuenta. Le obligaban a que pronunciase blasfemias y en un momento se echó a correr a la vez que gritaba:
 
—"Viva Cristo Rey! ¡Viva Cristo Rey!"
 
Y la cosieron a balazos.

 
La Beata María Angeles de San José Se llamó en el mundo Marciana Valtierra Tordesilla y nació en Getafe (Madrid) el día 6 de marzo de 1905.
 
Sus padres se llamaron Manuel Dimas y Lorenza. Marciana fue la última de once hermanos, seis de los cuales murieron siendo muy niños. De carácter manso y tranquilo, nada le hacía llorar, aunque le provocaran sus hermanitos. Su madre no pudo darle el pecho y se encargó de ello una buena y cristiana mujer que juntamente con sus padres procuró educarla en la fe desde pequeñina.
 
Estuvo muy grave de niña y cuando todavía apenas sabía hablar ya sentía ganas irresistibles de ir a Misa y de ayudar a los pobres. Cuando veía a alguno corría a su madre y le decía:
 
—"Mamá, mamá, oto pos, más pos", otro pobre, más pobres. Y también desde pequeñita dando palmaditas como señal de que estaba muy contenta decía con su lengua de trapo:
 
—"Cuando sea mayol voy a sel monea"...
 
Asistió de muy niña al Colegio de la Sagrada Familia y cuando tenía cinco años, el 3 de junio de 1910, recibía el sacramento de la confirmación que llenará toda su angelical alma de la gracia del Espíritu Santo. De muy niña ya la probó el cielo quitándole a su mamá que murió como una santica. Marciana era, pues, una huérfana.
 
En una cartita que se conserva de ella escrita a su hermana Marcelina, cuando tenía doce años, le decía:
 
—"¡Cuánta falta me hace la mamá! ¡Cómo la echo de menos! Pero la Santísima Virgen hace sus veces, pues me he encomendado a Ella y la he tomado por Madre!".
 
El día 30 de mayo de 1919 fue un gran día para España: Fue la Consagración de toda España al Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Angeles hecha por el rey Alfonso XIII. Entre tantas gentes importantes allí estaba la catorceañera y piadosa Marciana. Lo recordará toda su vida.


Marciana era un ángel por las calles de Getafe. Muchas madres animaban a sus hijas a que copiaran su ejemplo. En estos días de su beatificación alguna compañera de infancia ha declarado:
 
—"Marciana era guapísima de cuerpo y alma. Atraía por todos los conceptos. Prototipo de humildad. Daba gusto verla comulgar..."
 
Sus mismas hermanas decían de ella:
 
—"¡Que buena es Marciana! Nunca se enfada aunque tenga motivos. En su presencia nadie puede murmurar. Siempre la vemos alegre con una sonrisa en los labios, y no hay duda que tendrá también sus días malos como nos sucede a todos..."
 
En las Declaraciones para el Proceso algunas contaron:
 
 —"Amó mucho la soledad y huía del mundo y de toda diversión, dando señales de odio al pecado y amor a la virtud..."
 
—"Era muy amante del silencio, llevaba siempre recogida la vista..."
 
—"Recuerdo que era siempre muy sufrida, que nunca se le oyó quejar..."
 
—"Sentía un gran amor a las Misiones y ardiente celo para la salvación de las almas..."
 
Fue una gran ayudanta del Padre Juan Vicente, también en proceso de beatificación, para extender la revista La Obra Máxima y cuantos proyectos este buen Padre proponía para extender el Reino de Cristo.
 
Una chica así era natural que quisiera abrazar la vida religiosa, pero tuvo que esperar mucho tiempo. El cuidado de su padre y de dos tías, una de ellas paralítica, retrasaron su entrada en el claustro. Era un sacrificio íntimo, pero lo sufría con paz, viendo en ello la voluntad de Dios.
 
Por fin el 14 de julio de 1929 con la sonrisa en los labios, disimulando su dolor ante la pena de sus seres queridos, dejaba casa, padre y hermanos y recibía el ciento por uno entrando en el Carmelo de San José de Guadalajara. Era feliz “sola con Dios solo”, en el puerto tan deseado. Desde ahora se llamaría María Ángeles de San José.


La alegría fue muy grande también para todas aquellas hermanas ya que sabían la rica perla que les regalaba la Virgen del Carmen.
 
Las Hermanas Carmelitas de San José de Guadalajara al preguntarles un periodista que indicaran la semblanza de ella dijeron en apretada síntesis:
 
—"La caridad y el olvido de sí misma fueron sus principales cualidades. Las hermanas que convivieron con ella decían que nunca le habían podido notar una falta".
 
Vistió el hábito carmelitano el 19 de enero de 1930. Hizo su profesión simple el 21 de enero de 1931. Y sus Votos solemnes los emitió el 21 de enero de 1934. Desde su ingreso en el Noviciado y durante sus siete años de carmelita descalza sus hermanas distinguieron en ella una riqueza enorme de virtudes y de cualidades humanas.
 
Un día dijo durante la recreación: " ¡Qué dicha si pudiéramos derramar la sangre por Cristo! Pero yo no merezco esta gracia". Pues ésta le llegó, y fue la primera Víctima de Guadalajara, en plena calle cuando la acribillaron a balazos por ser religiosa, la tarde del 24 de julio de 1936.
 

Dos fechas memorables:
 
El 24 de julio de 1936: Fecha macabra, dolorosa, sangrienta, cruel.
 
El 29 de marzo de 1987: Fecha gozosa, de perdón, de alegría, de esperanza.
 
El 22 de julio de 1936 fue tomada Guadalajara por los "rojos". Estaban comiendo las carmelitas, y dejándolo todo huyeron a refugiarse en un sótano algo más seguro por si caían bombas. Allí pasaron toda la tarde:
 
—"pidiendo a Dios e implorando misericordia para todos". Se oían gritos diabólicos y blasfemias por las calles. Aquello daba terror. Madre Priora ordenó:
 
—"Que todas se vistan de seglares para salir".
 
Cenaron o mejor, simulaban que cenaban pero ninguna probó bocado.
 
Llegó D. Eulogio Cascajero, que era el Padre Capellán, ya vestido de paisano, para darles la comunión y les dijo:
 
—"Comulguen por viático". Y sumió las formas restantes.
 
En esos momentos acude la portera y les dice:
 
—"Salgan ustedes pronto que vienen con teas encendidas para prender fuego al convento".
 
Esa noche la pasaron en diversas Casas. Toda la noche rezando. "Pues nos habíamos llevado nuestros breviarios".
 
El 23 lo pasaron como pudieron. Catorce monjas de las 18 que componían la Comunidad, estaban en la misma casa con gran peligro.
 
Hna. Teresa invita a que vayan con ella algunas para mejor disimular el estar juntas. Salen tres, y yendo por la calle, unas milicianas dicen a los milicianos:
 
—"Disparadles, que son monjas"
 
Y caen una a una como hemos recordado. ¡Sangre de mártires Carmelitas!
 
Pasan cincuenta años, y el Papa, Juan Pablo II el domingo "Laetare, alegraos", a las 9'30 de la mañana las inscribe en el catálogo de los bienaventurados.

Ningún colofón mejor de esta maravillosa triple historia, que la preciosa homilía del Papa Juan Pablo II con ocasión de la Beatificación de las tres Carmelitas y de los otros dos nuevos Beatos: Cardenal Spínola y D. Manuel Domingo y Sol.
 
Al final de la Homilía, el Papa pidió a los españoles varias cosas y terminó haciendo alusión a las tres Mártires:
 
—"Una vida interior profunda en todas las almas consagradas y en todos los apóstoles de la Iglesia".
 
Difícilmente puede darse un mensaje más completo y mejor sintetizado que éste del Papa, que es el que nos están recordando a todos estas tres  Beatas Carmelitas.
 

En la actualidad la Comunidad se dedica enteramente a la oración y a las alabanzas de Dios, entregando sus vidas por la Santificación de los sacerdotes y la salvación de las almas a imitación de sus hermanas las Btas. Mª Pilar, Teresa y Mª Ángeles.

Su trabajo de manos consiste en la elaboración y venta del Pan Eucarístico, la confección de toda clase de Escapularios (también para Cofradías) y bordado y confección de ornamentos para la Sta. Misa: Purificadores, Manutergios y Corporales.

 
 

1 comentario:

  1. benditas monjas mártires, España NECESITA MUCHÍSIMO vuestra intercesión en estos tristes momentos de tanta traición y tanta PERSECUCIÓN a lo que representa la grandeza del santo magisterio de Jesucristo,REY DEL UNIVERSO Y REY DE LA DIVINA MISERICORDIA.....No os olvidéis de pedir por esta patria vuestra,testigo de vuestro martirio,en estos momentos difíciles de paro y miseria moral y espiritual,en los que,en lugar de proteger la vida de los bebés, se les elimina vía aborto y la gente parece preocuparse más por los toros y su sangre que por los bebés y sus vidas.

    ResponderEliminar

SÍGUEME EN FACEBOOK