SAN MIGUEL ARCÁNGEL, CORONA DE ORACIONES PARA PROTECCIÓN Y DEFENSA DE ENEMIGOS POR EL GUERRERO DE DIOS

 
Sólo de tres ángeles sabemos su nombre, porque se nos revela en la Sagrada Escritura, y estos son: Miguel, Rafael y Gabriel.

Miguel (Mi-ka-él = ¿Quién como Dios?), aparece en el libro de Daniel como «uno de los príncipes supremos», «vuestro príncipe» y «el gran príncipe», y como protector del pueblo judío: «Nadie me ayuda contra ellos (persas y griegos) si no es Miguel, vuestro príncipe».

Luego reaparece en la carta de San Judas, en la que refiriéndose a los herejes e incrédulos, dice: «El arcángel San Miguel, cuando altercaba con el diablo, contendiendo sobre el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir un juicio de blasfemia, sino que dijo: Que el Señor te reprenda».


Finalmente el Apocalipsis nos presenta a Miguel como jefe de los ángeles: «Hubo una lucha en el cielo: Miguel y sus ángeles peleaban con el dragón, y peleó el dragón y sus ángeles y no pudieron triunfar» (12,7s).
 
A estos datos bíblicos podemos añadir la referencia indireta del libro de Tobías, en donde San Rafael dice ser uno de los siete que están ante el trono del Señor (Tob. 12,15), y los tres que conocemos de estos siete son los arcángeles: Gabriel, Rafael y Miguel... San Miguel, pues, es considerado como jefe de los ángeles, como el que explica los misteriosos juicios de Dios y el que arroja a Satanás y a los suyos al infierno.
 
San Miguel aparece desde muy antiguo en la Liturgia, y ya en tiempo de Constantino existía una iglesia dedicada a San Miguel en Constantinopla. De allí pasó su culto al Occidente. El templo más antiguo fue el de Roma en la Vía Salaria y cuya dedicación sigue conmemorándose.
 
Una tradición popular nos habla de tres apariciones pertenecientes a la antigüedad: la habida en el castillo de Sant'Angelo al papa Gregorio Magno; la del pastor Gárgano, que dio origen a un templo famoso en Nápoles, y la de un obispo francés. Y debido a un santuario célebre llegó a ser considerado Patrono de Francia.
 
Un día de 1751, San Miguel Arcángel se apareció a la devota monja Antonia de Astónac, en el carmelo de Vetralla en Viterbo, diciéndola que deseaba ser honrado mediante la recitación de nueve salutaciones. Estas nueve plegarias corresponden a los nueve coros angélicos. La corona consiste de un Padrenuestro y tres Ave Marías en honor de cada coro angelical.   

En esta corona invocaremos a los nueve coros de ángeles. Después de cada invocación rezaremos 1 Padre Nuestro y 3 Avemarías. Ofreceremos para que seamos protegidos y defendidos de todas las asechanzas del demonio, y por los que están más alejados de Dios.
 

† En el Nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo.
 
℣. Dios mío, ven en mi auxilio.
 

℟. Señor, date prisa en socorrerme.
 
℣. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
 
℟. Como era en el principio, y ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Primero:
 
Por la intercesión de San Miguel Arcángel
y del coro celestial de los Serafines,
que el Señor encienda en nuestros corazones
la llama de la perfecta caridad.
 
Amén.
 
Rezar Padre Nuestro y 3 Avemarías.
 
Segundo:
 
Por la intercesión de San Miguel Arcángel
y del coro celestial de los Querubines,
que el Señor se digne darnos su gracia
para que cada día aborrezcamos más el pecado
y corramos con mayor decisión
por el camino de la santidad.
 
Amén.
 
Padre Nuestro y 3 Avemarías.

Tercero:
 
Por la intercesión de San Miguel Arcángel
y del coro celestial de los Tronos,
que el Señor derrame en nuestras almas
el espíritu de la verdadera humildad.
 
Amén.
 
Padre Nuestro y 3 Avemarías.

Cuarto:
 
Por la intercesión de San Miguel Arcángel
y del coro celestial de las Dominaciones,
que el Señor nos conceda el señorío
sobre nuestros sentidos
de modo que no nos dejemos
dominar por las malas inclinaciones.
 
Amén.
 
Padre Nuestro y 3 Avemarías.

Quinto:
 
Por la intercesión de San Miguel Arcángel
y del coro celestial de los Principados,
que el Señor infunda en nuestro interior
el espíritu de obediencia.
 
Amén.
 
Padre Nuestro y 3 Avemarías.

Sexto:
 
Por la intercesión de San Miguel Arcángel
y del coro celestial de las Potestades,
que el Señor se digne proteger nuestras almas
contra las asechanzas y tentaciones del demonio.
 
Amén.
 
Padre Nuestro y 3 Avemarías.

Séptimo:
 
Por la intercesión de San Miguel Arcángel
y del coro celestial de las Virtudes,
que el Señor no nos deje caer en la tentación,
mas líbranos del mal.
 
Amén.
 
Padre Nuestro y 3 Avemarías.

Octavo:
 
Por la intercesión de San Miguel Arcángel
y del coro celestial de los Arcángeles,
que el Señor nos conceda el don
de la perseverancia en la fe y buenas obras,
de modo que podamos llegar a la gloria del cielo.
 
Amén.
 
Padre Nuestro y 3 Avemarías.

Noveno:
 
Por la intercesión de San Miguel Arcángel
y del coro celestial de los Ángeles,
que el Señor se digne darnos la gracia
de que nos custodien durante esta vida mortal
y luego nos conduzcan al Paraíso.
 
Amén.
 
Padre Nuestro y 3 Avemarías.

 Al finalizar, cuatro Padrenuestros en honor de San Miguel, San Gabriel, San Rafael, y el Ángel Custodio que Dios nos ha asignado.

Antífona:
 
Glorioso San Miguel,
caudillo y príncipe de los ejércitos celestiales,
fiel custodio de las almas,
vencedor de los espíritus rebeldes,
familiar de la casa de Dios,
admirable guía después de Jesucristo,
de sobrehumana excelencia y virtud,
dígnate librar de todo mal
a cuantos confiadamente recurrimos a ti,
y haz que mediante tu incomparable protección
adelantemos todos los días en el santo servicio de Dios.

℣. Ruega por nosotros, glorioso San Miguel,
Príncipe de la Iglesia de Jesucristo.

℟. Para que seamos dignos de alcanzar sus promesas.

ORACIÓN

Omnipotente y Eterno Dios,
que por un prodigio de tu bondad y misericordia
a favor de la salvación de los hombres,
escogiste por Príncipe de tu Iglesia
al gloriosísimo Arcángel San Miguel,
te suplicamos nos hagas dignos de ser librados
por su poderosa protección
de todos nuestros enemigos,
de modo que en la hora de la muerte
ninguno de ellos logre perturbarnos,
y podamos ser por él mismo conducidos
en tu presencia.
Te lo rogamos por los méritos de Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

† En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.
 

 


 

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