LA VIRGEN DEL BOSQUE


Por donde quiera que pase el viajero al visitar Portugal, encontrará lo mismo que en España, magníficas catedrales, suntuosos templos y hermosas basílicas, donde la Virgen María recibe continuo culto de sus fieles y devotos.

También como en España, al atravesar sus bosques, si es aficionado a recorrer sus humildes santuarios y pobres ermitas, las hallará en gran número, y aunque no podemos decir otra cosa de ellas, le aconsejaremos que al invocar en sus plegarias e oraciones a la Virgen, se acuerde de saludarla alguna vez bajo la advocación de Nuestra Señora de los Bosques con la que es muy venerada en la ciudad de Oporto.
 
Allí se conserva esta preciosa imagen que la reina Malfada Mujer de Alfonso I, la hallara milagrosamente en un bosque del vecino reino al regresar de una cacería, mandando construir inmediatamente, y en acción de gracias por los muchos favores dispensados a su reino, el magnífico templo que hoy todavía existe, donde pudiera ser adorada la Señora por sus devotos.


Numerosas son las imágenes de la Virgen, que bajo diferentes advocaciones y varios y especiales nombres se veneran en Portugal,pero entre las que con mas devoción  se cuentan en el vecino reino, se encuentra la de la Virgen del Bosque, que nunca ha desatendido los ruegos del pecador que llorando sus culpas y verdaderamente arrepentido, se prosterna ante sus plantas implorando su clemencia infinita y su poderosa protección.

Grandes favores han debido recibir los portugueses de la Virgen del Bosque, porque no de otro modo puede explicarse el respeto con que pronuncian este nombre, y la veneración que en todas las épocas se ha tenido esta imagen.

No porque se halle algún tanto alejada de nosotros debemos olvidarnos los españoles de saludar también en nuestras oraciones a la Virgen, bajo la advocación de Nuestra Señora del Bosque, que si ha dispensado y dispensa aun inmensos beneficios a nuestros vecinos los portugueses, no dejará de recoger con agrado las súplicas que los españoles la dirijan al acordarse que Dios quiso fuera descubierta la imagen en el Bosque para que, colocada en el sagrado altar, pueda desde allí concedernos su gracia y auxiliamos en nuestros peligros, y haciendo descender del cielo sobre nuestros corazones, cuando el dolor los aflija, dulce bálsamo que lo consuele y anime.


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