SAN PANCRACIO, SU ORACIÓN Y OFRENDA DEL PEREJIL PARA PEDIR SALUD Y TRABAJO


Dicen que la imagen de San Pancracio ha de ser regalada o robada y es una creencia tan antigua que no sabemos cuando ni de donde procede, pero parece ser que forma parte de la fórmula «mágica» para que funcione, a decir de «expertos» en supersticiones.

También comentan que debe colocarse con el dedo elevado mirando hacia el interior del comercio o de la casa y con una moneda col0cada en él, de aquellas que había hace mucho tiempo de 2 reales o de 25 céntimos un poco más modernas... si aún le queda alguna olvidada en algún monedero, porque ya no están curso. Si no, lo habitual es colocarle dinero debajo o cerca y acompañar a la figura con un ramo de perejil.



En su libro «La religiosidad popular: Antropología e historia I, volumen 1» nos cuenta Javier Peso:

¿Por qué se le pone perejil?

La costumbre de acompañar a las imágenes de San Pancracio con un vaso con perejil nació en el convento sevillano de las monjas clarisas de Santa María de Jesús, en la calle Águilas, donde tienen una talla del santo muy popular. «Hace unos años, había una gitana que pedía limosna y ofrecía perejil en las puertas del convento, como ahora hacen otras con romero en los alrededores de la catedral. La gente entraba con el perejil y se lo ofrecía a San Pancracio. De esa ocurrencia de la gitana viene la costumbre», según Carlos Ros Carballar sacerdote y autor de la obra «San Pancracio, salud y trabajo».

¿Qué dice el libro que lleva en la mano San Pancracio?

«VENITE AD ME ET EGO DABO VOBIS OMNIA BONA», que significa: «Venid a mí y os daré todos los bienes». Es una invitación del Evangelio, a seguir y confiar en Cristo, aunque hay quien interpreta el mensaje con un sentido meramente material.

 
Poco se puede contar de la vida de San Pancracio, ya que es difícil distinguir entre la historia y la leyenda en los datos recopilados sobre su vida. En "La vida de los santos" de A. Butler, nos dice:
 
"(¿304? p.c.)

No poseemos datos ciertos sobre San Pancracio, cuyo martirio se celebra el día de hoy. La versión que se da ordinariamente de su vida se basa en las llamadas "actas", las cuales fueron inventadas mucho tiempo después de la muerte del santo y contienen serios anacronismos. Según esas actas, San Pancracio era un huérfano de origen sirio o frigio. Un tío suyo le llevó consigo a Roma, donde ambos se convirtieron al cristianismo. Pancracio fue decapitado por la fe a los catorce años de edad, en tiempos de Diocleciano, y fue sepultado en el cementerio de Calepodio, que después tomó su nombre. Hacia el año 500, el Papa Símaco construyó o reconstruyó una basílica sobre el sepulcro de San Pancracio. San Agustín de Canterbury le consagró la primera iglesia que erigió en esa ciudad; unos cincuenta años más tarde, el Papa San Vitaliano envió a Oswy, rey de Nortumbría, una parte de las reliquias del mártir, cuya distribución ayudó a propagar su culto en Inglaterra. San Gregorio de Tours, que llamó a San Pancracio "el vengador del perjurio", afirmaba que Dios obraba el milagro perpetuo de castigar visiblemente todos los falsos juramentos que se hicieren en presencia de las reliquias de San Pancracio.


La tumba del santo estaba en la Vía Aurelia, a dos kilómetros de Roma. El Papa Honorio (625-638) restauró elegantemente la iglesia que había construido el Papa Símaco; todavía se conserva la inscripción que mandó poner con ese motivo. El Papa Gregorio Magno había construido un monasterio benedictino en honor de San Pancracio; probablemente, San Agustín de Canterbury dedicó al santo la iglesia arriba mencionada, en recuerdo del convento en que había vivido en Roma. Otro cementerio muy conocido que llevaba también el nombre de San Pancracio era el de Londres, donde fueron enterrados muchos mártires católicos; el barrio y la estación del ferrocarril tomaron de esa iglesia el nombre del santo.

Existen varias recensiones de las actas, tanto en latín como en griego; pueden verse en Acta Sanctorum, mayo, vol. III. Pío Franchi de Cavalieri discute el texto griego en Studi e Testi, vol. XIX, pp. 77-120. Ver también Analecta Bollandiana, vol. IX, pp. 258-261.
 
San Pancracio pasó a formar parte de los llamados «santos sanadores» medievales, un puñado de santos (San Roque, San Sebastián...) cuya devoción ha ido pasando de generación en generación.

En San Pancracio, la gente puso su confianza aclamándole como abogado del trabajo y la salud. En el sepulcro del santo, la lápida reza:

«En este lugar se devuelve la salud a cuantos a él llegan con enfermedades, y muchos beneficios de curaciones se otorgan a cuantos con fe sincera a él acuden y se acercan».


 ORACIÓN A SAN PANCRACIO PARA
QUE NUNCA FALTEN LA SALUD Y EL TRABAJO
 
Glorioso mártir de Jesucristo,
amable protector mío,
San Pancracio,
ya que el Señor escucha
tan favorablemente tus ruegos,
ayudando espiritual y temporalmente
a los que piden sus gracias por tu intercesión,
atiende la petición que,
con humilde confianza en la bondad de Dios
y apoyado en tu poderoso valimiento,
elevo al cielo en mi presente necesidad.

(Aquí hágase la petición
que se desea conseguir del Santo.)

Ya que tu grande amor a Dios
te animó a ofrecer la vida en testimonio de la fe,
obtén para mí este mismo amor
y esta fortaleza en la práctica
y en la confesión de la fe.

Para alcanzar tu continua protección
sobre mí y sobre mi familia,
te ofrezco ser fiel
en el cumplimiento de la ley de Dios
y en los deberes de mi estado,
y procuraré agradarte
con la frecuente recepción
de los santos Sacramentos.
 
Sirviendo a Dios y ayudado por ti,
espero gozar de tu compañía en el cielo.
 
Amén.
 
Repetir tres veces:

Glorioso mártir del Señor:
Procúranos trabajo.
 
Precioso niño mártir:
Alcánzanos la salud.
 
Favorito de Dios en  el Cielo:
Ayúdanos a conseguir la Paz.

 

0 comentarios:

Publicar un comentario

SÍGUEME EN FACEBOOK