ENSALMO Y ANTIGUO SANTIGUADO DE SAN LUIS BELTRAN PARA QUITAR MAL DE OJO, DOLORES Y DAÑOS


ENSALMO DE SAN LUIS BELTRÁN
 
Criatura de Dios, yo te conjuro y bendigo
en el nombre de la santísima Trinidad
Padre, + Hijo + y Espíritu Santo +
tres personas y una esencia verdadera
y de la Virgen María Nuestra Señora
concebida sin mancha del pecado original.
 
Virgen antes del parto +
en el parto +
y después del parto +
y por la gloriosa Santa Gertrudis
tu querida y regalada esposa,
once mil Vírgenes,
señor San José,
San Roque y San Sebastián
y por todos los Santos y Santas
de tu Corte Celestial.
 
 
 Por tu gloriosísima encarnación +
gloriosísimo Nacimiento +
Santísima Pasión +
gloriosísima Resurrección + Ascensión:
por tan altos y Santísimos misterios
que creo y con verdad,
suplico a tu divina Majestad,
poniendo por intercesora a tu Santísima Madre
abogada nuestra,
libres, sanes a esta afligida criatura
de esta enfermedad, mal de ojo, dolor,
accidente y calentura y otro cualquier daño,
herida o enfermedad.
 
Amen Jesús.

 No mirando la indigna persona
que prefiere tan sacrosantos misterios
con tan buena fe te suplico Señor,
para más honra tuya y devoción de los presentes,
te sirvas por tu piedad y misericordia
de sanar y librar de esta herida,
llaga, dolor, tumor, enfermedad,
quitándole de esta parte y lugar.
Y no permita tu divina majestad,
le sobrevenga accidente, corrupción, ni daño,
dándole salud para que con ello te sirva
y cumpla tu santísima voluntad.
 Amen Jesús +
 
 Yo te curo y ensalmo,
Jesucristo Nuestro Señor Redentor te sane,
bendiga y haga todo su divina voluntad.
Amen Jesús.
Consumatum Est + Consumatum Est +.
 Amen Jesús.
 
 
ANTIGUO SANTIGUADO DE SAN LUIS BELTRÁN
PARA QUITAR EL MAL DE OJO
 
Jesús, Jesús, Jesús,
que es nombre de virtud,
donde Jesús se menta,
todo mal se ausenta,
donde Jesús es nombrado
todo mal y quebranto se ha quitado.
 
Dos te hicieron mal
y tres te lo han de quitar.
Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
 
Santa Ana parió a la Virgen,
la Virgen a Jesucristo
y Santa Isabel a San Juan Bautista.
 
Así como estas palabras son ciertas y verdaderas,
así sea el Señor servido de quitar el accidente
que tenga (nombre de la criatura)
en su cuerpo y tirarlo al hondo del mar;
donde no haga mal, ni a él, ni a mí,
ni a criatura nacida en el mundo,
de ojos de envidia, de aire, humor,
corrupción calor, ojo rabioso y de ojo de envidia
o cualquier accidente que tenga en su cuerpo.
 
y si esto no bastare,
que baste la gracia de Dios que es Grande.

 Se dice esto tres veces; luego se reza tres credos seguidos,
 y luego se ofrece a San Luis Beltrán del modo siguiente:

Estos tres credos que tengo rezados
con este santiguado,
lo ofrezco y encomiendo a San Luis Beltrán
para que le quite el mal a (nombre de la criatura)
y los tire al fondo del mar,
donde no haga mal, ni a él, ni a mí,
ni a criatura nacida en el mundo,
de ojos de envidia, de aire, humor, corrupción,
de ojo rabioso, de ojos de envidia
o cualquier accidente que tenga en su cuerpo.
 
Si esto no bastare
que baste la gracia de Dios que es Grande. 

Siempre que se dice todo el rezado, se hacen con la mano cruces, menos cuando se rezan los tres credos. Si el que santigua es hombre tiene que quitarse el sombrero en señal de respeto (Antes en nuestros campos los hombres comúnmente llevaban sombrero).


- San Luis Beltrán nació en Valencia, en España, 1526 dC, de la misma familia que San Vicente Ferrer.

- En 1545, después de severas pruebas, profesó en la Orden Dominicana, y a la edad de veinticinco años fue nombrado maestro de novicios y entrenó a muchos grandes siervos de Dios.
 
- Cuando estalló la plaga en Valencia, se dedicó a los enfermos y moribundos, y con sus propias manos enterró a los muertos.
 
- En 1562 obtuvo permiso para embarcarse como misionero hacia Estados Unidos, y allí convirtió a vastas multitudes a la fe.
 
- Se le favoreció con el don de hacer milagros, y mientras predicaba en su español nativo, se entendía en varios idiomas.
 
- Después de siete años regresó a España para defender la causa de los indios oprimidos, pero no se le permitió regresar y trabajar entre ellos. Pasó los días restantes trabajando en su propio país, hasta que, en 1580, fue trasladado desde el púlpito de la Catedral de Valencia a la cama de donde nunca se levantó.
 
- Murió el día que había predicho el 9 de octubre de 1581.
 
 


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