ORACIÓN A SAN ESTANISLAO DE KOSTKA, EL PEREGRINO DE DIOS


Uno de los grandes milagros de San Estanislao, se patentizó cuando habiendo sido invadida Polonia, el año 1621, por Gustavo de Suecia y Osmán II de Turquía, el general Chadkiewicz se puso bajo la protección del santo y pidió que llevasen a Polonia la reliquia de su cabeza, lo que bastó para que el ejército polaco, muy inferior en número, derrotase a cuatrocientos mil invasores.

 
San Estanislao es santo patrono de Polonia,  de los estudiantes y novicios, de los moribundos, protector contra la fiebre, enfermedades oculares, fracturas, palpitaciones, enfermedades graves.

ORACIÓN
 
 Querido Benjamín de la Iglesia,
abrasado serafín de la Compañía de Jesús,
cuyo sagrado instituto abrazasteis
por orden de la misma Reina de los Ángeles,
haciendo para ello en traje de peregrino
un largo y penoso viaje.
 
Hermoso Estanislao,
en cuyos dichosos brazos descansó el niño Dios,
trayéndote milagrosamente la salud
y recreándote con su dulcísimo presencia.
 
Ángel en carne humana,
a quién repetidas veces los Espíritus angélicos
dieron milagrosamente el Pan de los Ángeles.
 
Nobilísimo joven, que niño secular
contenías con vuestra modestia a la juventud disoluta,
y ya novicio de la Compañía arrastrabais a otros
con vuestro noble ejemplo a la más sublime perfección.
 
Tu, cuyo pecho abrigaba tanto fuego de amor divino,
que no cesó de abrasaron hasta consumiros,
haced, amabilísimo santo mío,
que prenda en mi corazón
un centella de la llama celestial,
que consumiendo mi amor propio,
purifique mi espíritu de manera
que logre después de este destierro,
entregar mi alma en los brazos de María Santísima,
y reinar con Vos eternamente en el cielo.
 
Amén.
 
Hacer una petición al santo con mucha fe,
y rezar Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
 

San Estanislao de Kostka fue hijo de padres nobles, pertenecientes a una de las más ilustres casas de Polonia.


Fue en extremo hermoso, y de tan angelical pureza, que bastó para causarle un desmayo una palabra algo libre que se dijo en su presencia.
 
Gustaba de vestir en forma sencilla, aborrecía el juego, huía de las conversaciones peligrosas y estaba siempre ocupado en el estudio y en la oración.
 
Se cuenta que estando gravemente enfermo, pidió el viático y como se lo negasen, los ángeles se lo trajeron del cielo.
 
Como su padre se opuso terminantemente a que ingresase en la Compañía de Jesús, se vistió con el hábito de peregrino y huyó a pie pidiendo limosna, con intento de no parar hasta conseguir lo que tanto deseaba.
 
Al fin pudo llegar a Roma y ser admitido en la Compañía de Jesús por Francisco de Borja, que más tarde sería santo como él.
 
Diez meses vivió en el noviciado. Se arrobaba con frecuentes éxtasis, tenía el rostro siempre encendido y a veces resplandeciente, y llenos de lágrimas sus ojos. Eran tales los dolores que sentía en su pecho, que aun en el rigor del invierno tenía que calmar su fiebre con pañuelos empapados en agua helada.
 
Fue martirizado por su hermano Pablo, quien le golpeaba brutalmente, pues estaba decidido a apartarlo de la religión. Cuando Estanislao huyó de su lado y se refugió en Roma, Pablo fue en busca suya, enterándose, al llegar a la Ciudad Eterna, de que había muerto como un santo, por lo que cayó de rodillas frente a su tumba y decidió cambiar de vida.
 
Pablo Kostka, según documentos existentes en el colegio de jesuitas de Lituania, fue un hombre como pocos: con vocación diferente a la de su hermano Estanislao, trató de imitar sus virtudes. No se le podía hablar del santo, ni siquiera nombrarle, sin que al punto brotasen las lágrimas de sus ojos, y era imposible continuar la conversación.

Profundamente afectado, pensaba en la parte que él había tenido en la beatificación de Estanislao, y se humillaba y confundía. Los padres de la Compañía, tan solícitos en averiguar circunstancias, noticias y pormenores de la vida del santo, jamás pudieron obtenerlos, porque Pablo, alzando los ojos al cielo y juntando las manos, sólo acertaba a decir: "¡Oh, ruegue por mí el beato Estanislao!" y se echaba a llorar.
En fin, viendo cercano el término de su vida, aquel hombre que tanto hizo sufrir a la santidad de un joven predestinado a la vida eterna, decidió escribir al reverendo padre general Claudio Aquaviva, pidiéndole la gracia de ser admitido en la Compañía de Jesús, para acabar en ella su vida, novicio como su hermano. En parte obtuvo la gracia, porque Aquaviva ordenó al padre Decio Strivero, provincial de Polonia, que le admitiese sin más requisito.
 
Así lo hizo el provincial, pero mientras Pablo terminaba de arreglar sus asuntos temporales, sufrió un mortal accidente.
 
Estos datos engrandecen más la figura de San Estanislao, uno de los más jóvenes héroes de la cristiandad que hayan existido, pues murió a la edad de 18 años. En tan poco tiempo se ejercitó en la mortificación y la bondad, con tal intensidad, que su vida asombra al mundo.
 
 


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