LA SANTA FAZ, ORACIÓN E HISTORIA DEL LIENZO


ORACIÓN

¡Oh Faz amabilísima de Jesús!
Aquí vengo, atraído por tu dulce mirada,
que como divino imán,
arrebata mi corazón
aunque pobre y pecador!
 
¡Oh Jesús!, quisiera enjugar tu adorable Faz
y consolarte de las injurias y olvido de los pecadores.
 
¡Oh Rostro hermosísimo!,
las lágrimas que brotan de tus ojos
me parecen diamantes, que quiero recoger
para comprar con ellos las almas de mis hermanos.


 ¡Oh amado Jesús!,
si yo tuviera el amor de todos los corazones,
todo sería para Ti. Envía, Señor, almas,
sobre todo almas de apóstoles y de mártires
para abrasar en tu amor a la multitud
de los desgraciados pecadores.
 
¡Oh adorable Jesús!,
mientras aguardo el día eterno
en que contemplaré tu gloria infinita,
mi único deseo es venerar tu Faz santísima,
a la cual consagro desde ahora para siempre
mi alma con sus potencias
y mi cuerpo con sus sentidos.
 
¡Oh mi Jesús!,
haz que tu Rostro lastimado
sea aquí abajo mi encanto y mi cielo.
 
Amén
 
En la ciudad de Alicante se celebra el Jueves II de Pascua la memoria litúrgica de la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo, memoria que adquiere rango de solemnidad el día 17 de marzo, por ser titular del Monasterio de Clarisas del caserío de la Santa Faz, que está en término municipal de Alicante y en el distrito parroquial del pueblo de San Juan y arciprestazgo de Mutxamel, donde el lienzo de la Santa Faz se conserva y venera.

Se prepara proponer una reforma de esta celebración de forma que en el arciprestazgo de Mutxamel y en la ciudad de Alicante tenga rango de fiesta y en el resto de la diócesis sea memoria libre.

La Santa Faz es objeto de una gran devoción en todo el contorno de forma que en la romería del Jueves II de Pascua, desde la Concatedral de San Nicolás, de Alicante, hasta el monasterio de la Santa Faz (a unos 5 km. de distancia) se calcula una asistencia de unas doscientas mil personas o más, concluyendo la romería con una eucaristía solemne concelebrada por el Prelado de la diócesis y los miembros del Cabildo de la Concatedral y otros sacerdotes.

 
Todos los viernes se llena la iglesia del monasterio en la hora santa de la mañana y en la de la tarde, acudiendo muchos fieles a lo largo de todo el año, sobre todo en Cuaresma.

El santo lienzo de la Santa Faz del Señor llega al pueblo de San Juan cuando lo trae desde Roma el sacerdote Dr. Pedro Mena, al que se lo confía para su custodia y culto un cardenal de Roma, al que él había conocido cuando de vuelta de Toledo pasa por Alicante y le fue encargado por el Vicario de la Ciudad que lo atendiese en su estancia en la misma.
 
El cardenal quedó prendado de las buenas cualidades del sacerdote y lo llevó consigo a Roma, donde vivió un tiempo en la casa del cardenal.
 
Cuando al Dr. Pedro de Mena lo nombran cura de San Juan y decide regresar, el cardenal le confía el lienzo con la Santa Faz, encerrado en precioso cofrecillo de cedro.
 
El itinerario que se da a este santo lienzo es de Palestina a Constantinopla, de ahí a Roma, de Roma a Venecia, y de Venecia nuevamente a Roma, de donde el Dr. Pedro Mena lo trae a San Juan.

Llegada la Santa Faz a San Juan, se conserva y se le da culto en esta parroquia hasta que el 17 de marzo de 1498 hubo una rogativa con ella con motivo de una gran sequía. En la rogativa se llevaba la Santa Faz y se cantaban los salmos penitenciales.

Pero en un determinado momento el religioso que la lleva no puede continuar, y entonces se observa que del ojo derecho de la Santa Faz salía una gran lágrima que quedó parada a mitad de la mejilla. Todos los presentes quedaron admirados y a voces pedían misericordia a la divina Faz. Esto llevó a organizar una nueva procesión el día 25 de marzo del mismo año con la Santa Faz, en el curso de la cual tuvo lugar un doble prodigi0: como no cabían todos los fieles en la Iglesia del convento de Nuestra Señora de los Ángeles a donde se dirigió la procesión, el predicador hubo de hablar a los fieles en el descampado, exhortando a todos a la compunción y la penitencia, y entonces apareció una nube y el predicador se elevó del suelo como dos metros, al tiempo que en la nube refulgente aparecen dos lienzos brillantes con la Santa Faz iguales al que el religioso mostraba en sus  manos.
 
Desaparecida la visión y vuelto el religioso al suelo, empezó a llover. Se decidió edificar un santuario en el lugar del milagro de la lágrima, y quedó encomendado a los monjes Jerónimos, pero éstos se marcharon pronto y entonces se les encomendó a las monjas clarisas. A instancias del cardenal de Rangónibus, el papa Clemente VII aprueba los milagros, y el 30 de enero de 1525 concede a las religiosas que puedan celebrar la fiesta del Rostro de Nuestro Salvador, con rito doble mayor, el día 17 de marzo.
 
Como la asistencia de fieles en dicho día tomaba carácter festivo, se sacó de la Cuaresma y se llevó al Jueves II de Pascua.

Ésta es la antigua y venerable tradición que da origen a la popular veneración a la Santa Faz de Alicante, diócesis de Orihuela-Alicante.

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