ORACIÓN 1
Gloriosa virgen Santa Gertrudis, fiel amante de Jesús, abogada especialísima de los que se hallan cerca de la muerte. Yo te escojo desde este día por mi singular patrona, para lograr por tu intercesión, si hubiera llegado mi momento, una feliz y dichosa muerte.
Prometo con mi corazón no olvidarte en adelante si resolvieras darme más tiempo en esta vida terrenal.
Recíbeme bajo tu protección como uno de tus devotos mas fieles. introdúceme en la de tu más querida procuradora María santísima, y en el corazón deífico de Jesús.
Asísteme en todos mis pensamientos, palabras y obras. Alcánzame un eficaz auxilio, para que así en este día como en todos los que me restan de vida, me emplee en servir a mi Dios, Trino y Uno, y a María santísima mi Madre y tuya, guardando los mandamientos de Dios y de la Santa iglesia, las obligaciones de mi estado y ejercicio, para que mediante tu patrocinio, merezca conseguir las promesas que te concedió tu santísimo Esposo, y después acompañarte en la eterna bienaventuranza. Amén.
Cinco Padre nuestros y Ave Marías.
ORACIÓN 2
Gloriosísima, amantísima y benignísima patrona mía Santa Gertrudis, que mereciste de Jesús que eligiera tu corazón para morada y centro dichoso de sus amores, hermoseándote con aquella santidad y pureza que imitaste de los ángeles y santos: por todos ellos, por el amor de tu dulcísimo Jesús, y por la Concepción Inmaculada de María Virgen Purísima, imploro tu patrocinio, para que el Señor adorne mi alma con aquellas virtudes que son propias de mi estado.
Quiero como mi mayor verdad, que corran de tu cuenta todas las obras de mi vida, dirigiéndolas al mayor agrado de Dios, hasta lograr la feliz unión de mi voluntad con la suya.
Asísteme a la hora de mi muerte, y defiéndeme del enemigo, para que merezca oír del supremo juez aquellas dulces palabras: Venid, benditos de mi Padre.
Extiéndase el poder de tu intercesión al alivio de las almas del Purgatorio, al remedio de los que están en pecado mortal, al socorro de las necesidades de la Santa Iglesia, al amparo de mis prójimos, y de todos los fieles cristianos, los que te celebran en este día, a mis encomendados, y todos los que se acogen a tu patrocinio.
Que experimente yo, piadosísima abogada mía, aquellas especiales gracias con que te prometió el Señor premiar él cordial afecto de tus devotos. Concede que en nuestros corazones reine un ardiente amor Dios, una singular devoción a María santísima, y la veneración a toda la Corte Celestial.
Haz que considerando lo que vale la gracia, y lo que importa el salvarnos, merezcamos por tu medio conseguir el favor que te pido en este día, si es para honra y gloria de Dios, de su santísima Madre, y bien de mi alma. Amén.
Aquí se hace la petición.
ORACIÓN 3
Amabilísima, agraciada esposa de Jesucristo, una de las mujeres más unidas (después de su santísima Madre) a Él y en cuyo corazón hallaba descanso contra las fatigas que le causaban los pecados de los hombres, pues le tuviste tan continuadamente dentro de él, y ahora le tienes más presente en la bienaventuranza.
Te ruego, que sea yo uno de tus dichosos devotos y con este deseo, digo, declaro y protesto, que me doy, rindo y entrego voluntariamente por esclavo tuyo, para emplearme en tu servicio, como escogida.
Señora mía, te prometo por jornal cotidiano, rezar todos los días cinco Ave Marías en acción de gracias por los cinco beneficios que te concedió tu santísimo Esposo. Por paga de mes, hacer tu novena.
Te suplíco, amorosísima Santa mía, quieras admitirme en tu dichosa esclavitud, por la cual goce de Jesús, María, José, Joaquín y Ana, mis muy amados Señores, y me reciba la santísima Trinidad, después de una vida en gracia en su gloria. Amén.
ORACIÓN 4: DEVOCIÓN COTIDIANA
Gracias te doy, y alabanzas salen de mi corazón, con todas mis fuerzas, a tu amantísimo Esposo, ¡oh bienaventurada esposa de Cristo, Gertrudis!
Lo primero, porque su graciosa piedad te eligió por esposa. Lo segundo porque saludablemente a sí te trajo. Lo tercero, porque familiarmente a tí se unió. Lo cuarto, porque se dignó habitar alegremente, y tener en tu alma sus deleites. Lo quinto, porque quiso que felizmente acabases, y con eterna gloria premiarte.
¡Oh bienaventurada esposa de Cristo Santa Gertrudis! Por el suavísimo Corazón de tu Esposo y su sacratísima muerte, alcánzame un corazón humilde y divino amor, encendido, constante, casto, fiel, perseverante, y finalmente, una sosegada y santa muerte, para alabanza y gloria de tu amantísimo Esposo. Amén.
A quien rezare esta oración con cinco Padre nuestros y cinco Ave Marías gloriados, prometió Dios oírle, y ayudarle en la hora de la muerte.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
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