Los Ángeles que aparecen en la Biblia nos muestran cómo en todas las situaciones de nuestra vida siempre sentimos la cercanía de una instancia curativa.
Dios no es sólo ese secreto lejano e inalcanzable, sino que a través de los Ángeles interviene concretamente en nuestras vidas. Nos envía Ángeles en forma de hombres, que nos acompañan durante algún tiempo y nos abren los ojos para que podamos ver claramente la realidad que nos rodea. Nos envía Ángeles que nos muestran en sueños caminos para salir de aparentes callejones sin salida, que nos liberan de nuestras cadenas y nos proveen de remedios para nuestra alma.
Dios nos ayuda a través del Ángel que se encuentra en nosotros, en nuestros pensamientos, en nuestro corazón e impulsos. Si entendemos como en la Teología a los Ángeles como seres espirituales creados, estamos afirmando que en ellos se concretiza la cercanía protectora de Dios.
Dios se relaciona con nosotros a través de personas visionarias y en sueños, que llegan hasta lo más profundo de nuestra alma, que Podemos analizar y meditar. Este es un mensaje consolador, un mensaje que acerca al inalcanzable Dios a nuestra realidad cotidiana.
Todo hombre tiene un Ángel. Este es el mensaje consolador de las historias bíblicas. Cada ser necesita un espacio en su interior de protección y de reflexión creativa. En este espacio es donde viven los Ángeles que lo guían por el camino hacia el amor, la dulzura y las ganas de vivir.
Los Ángeles le colocan alas de fantasía a su alma para que trasciendan la banalidad diaria y se abra el cielo. Los Ángeles nos hacen sentir que estamos protegidos, que nunca se nos abandona. Nos acompañan en todas las situaciones de la vida, en la soledad, en la cárcel, en el miedo, en la depresión, en nuestra resignación y hasta en la muerte.
Los Ángeles escucharon nuestros gritos de niños, cuando nos sentíamos lastimados o abandonados a la voluntad de alguien. Estuvieron acompañándonos en nuestros dolores, nuestros miedos, nuestra impotencia. Ya desde niños sentíamos la presencia del Ángel a nuestro lado como fuente de protección, como potencial creativo, como recurso interno...
Los Ángeles nos llevan a nuestro mundo interior, allí donde los peligros del exterior no pueden ingresar. Como adultos debemos recordar nuestra relación infantil con los Ángeles y continuar con ella. Pero no podemos mirar a nuestro Ángel con ojos de niño. Lo debemos observar como adulto. Reconocer al Ángel en mi vida, significa para mí dejar de fijar sólo mi atención en las heridas de mi pasado, en mis derrotas.
Conectarse con el Ángel significa encontrar las huellas de los Ángeles en tu vida. Y al encontrarlas experimentamos una liberación incalculable, crece en nosotros una fuerza divina. Nos conectamos con Dios y sólo así podemos convertimos en la persona que deberíamos ser.
Al encontrar a nuestro Ángel nos liberamos de la influencia de seres que nos lastiman. Y través del Ángel percibimos la cercanía protectora de Dios y esto a su vez nos permite convertirnos en Ángeles para otros personas. Esta es en realidad nuestra verdadera razón de ser en la vida, nos convertimos en Ángeles para abrirles a quienes nos ralean el cielo y acercarlos al amor y protección de Dios.
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