SAN BENITO. NOVENA BREVE PARA HACER UNA PETICIÓN



Durante 9 días consecutivos, se rezará la siguiente oración
seguida de un Padre Nuestro, un Avemaría y un Gloria.

Oh gorioso San Benito, mi protector bondadoso 
y de cuantos van a ti en con sus apuros
para que remedias sus penas.

Intercede por mí a Dios para que alivie 
los sufrimientos y dificultades que ahora me agobian.

(pídase aquí la gracia que se desea obtener)

Te lo pido con toda mi fe puesta en ti
porque conozco tu bondad
y se que no me has de defraudar.

Una vez más, santo mío,
muestra tu misericordia a este devoto tuyo
para mayor gloria tuya
y grandeza de tu alma.

Amén

ALGUNOS MILAGROS DE SAN BENITO

Benito se llamaba así porque bendijo mucho, o porque recibió muchas bendiciones en esta vida, o porque todos lo bendijeron, o porque mereció bendición eterna.

 Su vida fue escrita por San Gregorio.

Benito era natural de la provincia de Nursia, de donde fue enviado a Roma para estudiar, pero muy joven abandonó las letras y decidió ir al desierto. Su nodriza, que lo amaba mucho, lo siguió hasta un lugar llamado Eside. Allí, para limpiar el trigo, pidió prestado un tamiz que, dejado descuidadamente sobre la mesa, cayó al suelo y se partió en dos. Al verla llorar, Benito tomó las dos partes del tamiz y después de una oración los encontró sólidamente unidos.

Poco tiempo después, en secreto, dejó a su sierva y se fue a un lugar en el que permaneció durante tres años de incógnito para todos excepto para un monje llamado Romano, cuyo asiduo cuidado le proporcionaba lo que necesitaba.

Como no había camino entre la cueva donde se alojaba Benito y el monasterio de Romano, Romano solía enviar a Benito una hogaza de pan atada al extremo de una cuerda larga.  También ataba una campana, para que el sonido avisara al esclavo de Dios que el pan estaba siendo enviado para que lo tomara. Sin embargo, un viejo enemigo, envidioso de la caridad de uno y de la forma en que el otro se sustentaba, arrojó una piedra y rompió la campana, pero no pudo impedir que Romano sirviera a Benito. 

Después de eso, el Señor se apareció en visión a un sacerdote que estaba preparando su comida para la solemnidad de la Pascua y le dijo: "Mientras te prepara estas delicias, mi siervo muere de hambre en este lugar" El sacerdote se levantó inmediatamente y después de mucha dificultad encontró a Benito y le dijo: "Levántate y comamos, porque hoy es la Pascua del Señor", respondió Benito: "Veo que es Pascua por tener el placer de su visita", por vivir lejos de los hombres no sabía que este era el día de la solemnidad pascual". 

El sacerdote le dijo: "He sido enviado a ti porque hoy es el día de la resurrección del Señor, cuando no conviene hacer abstinencia." Después de haber bendecido a Dios, comieron.

Un día, un pájaro negro, llamado mirlo, comenzó a volar desde manera inoportuna alrededor de Benito, tan cerca que el santo pudría haberlo agarrarlo con la mano, pero hizo la señal de la cruz y el pájaro se retiró.

Poco después el diablo trajo ante los ojos del espíritu a una mujer que había visto en el pasado, encendiendo en su corazón tal pasión que, vencido por voluptuosidad, estuvo a punto de abandonar el desierto, pero por gracia divina, de repente recuperó el control de sí mismo, se quitó la ropa y rodó con tal violencia sobre los espinos y abrojos que había allí, que su cuerpo quedó todo herido, y de esta manera, por las heridas de la carne, sanó a los heridas del pensamiento. El ardor de la penitencia venció al fuego de pecado. A partir de ese momento, nunca más se manifestó una tentación en su cuerpo.

Como había aumentado su fama, a la muerte del abad de un monasterio toda la comunidad fue a pedirle que lo gobernara. El lo rechazó varias veces, diciéndoles a los monjes que sus costumbres no estaban en consonancia con las suyas, pero finalmente aceptó. Insistía en que la regla fuera observada en todo su rigor, lo que llevó a los monjes a arrepentirse de haberlo invitado. Su comportamiento serpenteante ofendió a la justicia de Benito.

Cuando se dieron cuenta de que no transigía con costumbres ilícitas, pusieron veneno en su vino. Pero Benito hizo la señal de la cruz y el vaso se rompió como si lo hubiera golpeado una piedra. Él entendió que allí había una poción mortal que no podía recibir la señal de vida.

Se levantó de inmediato y tranquilamente dijo: "Que el Dios omnipotente tenga misericordia de ustedes, hermanos. ¿Yo no les dije que no estaban de acuerdo sus costumbres?" 

Luego regresó al lugar solitario que había abandonado, donde, atraída por sus milagros, una gran multitud acudió, para ellos edificó doce monasterios.

En uno de ellos había un monje que no podía dedicar mucho tiempo a la oración, porque se sentía atraído por distracciones terrenales y fútiles mientras los demás rezaron. El abad de ese monasterio informó al beato Benito, quien fue allí y vio que el monje no podía permanecer en oración porque un pequeño negro le tiraba del hábito. Entonces Benito preguntó al abad y al monje Mauro: "¿No ves que alguien tira de él?". Y cuando respondieron que no, les propuso: "Oremos para que ustedes también lo vean" Mientras rezaban, Mauro lo vio, pero el abad continuó sin ver. Al día siguiente, después de la oración, el esclavo de Dios sacaron a dicho monje fuera del monasterio y lo golpearon con un palo, y de desde ese día ya no se distrajo durante la oración. Así fue como el viejo enemigo ya no se atrevió a dominar los pensamientos del monje, como si él mismo fuera quién hubiera recibido los palos.

Tres de esos monasterios fueron construidos sobre las rocas de una montaña, y costaba un gran trabajo llevar el agua hasta  allá.

Como los hermanos le pedían a menudo al esclavo de Dios que cambiara de lugar los monasterios, una noche fue con un niño hasta la cima de la montaña y después de orar por mucho tiempo colocó tres piedras allí para que sirvieran de señal. En la mañana los hermanos fueron a reiterar su pedido y él les dijo: Cavad en la peña, en el lugar señalado por tres piedras, que el Señor es tan Poderosa que hará brotar agua de allí." Fueron, encontraron la peña ya cubierta de gotas, cavaron un hoyo en ese lugar y pronto vieron que estaba lleno de agua, que todavía fluye en cantidad suficiente para descender desde la cima de la montaña hasta su base.

San Benito es patrón de: 

Europa, erupciones cutáneas, sarpullidos, 
envenenamientos, trabajadores agrícolas, granjeros, 
forjadores y fundidores del cobre, moribundos,
contra la fiebre, piedras en órganos, enfermedades inflamatorias, enfermedades del riñón,
monjes, personas en órdenes religiosas,
intoxicaciones, escolares.


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