ORACIÓN 1
¡Oh maravillosa omnipotencia de Dios, que enriqueciendo tanto al abrasado serafín San Francisco de Paula, le hiciste admirable en lo prodigioso de su vida, elevándole con tu poder a tan alta jerarquía, que su vida era un puro milagro!
Alábente, Dios mío, tus ángeles y bienaventurados, pero también haz que nosotros acá en la tierra te alabemos, haciendo que estas alabanzas sean con humildad, y con el corazón abrasado en amor de tu infinita bondad, sin que permita tu altísima misericordia que para cosa alguna te ofendamos. Así te lo pedimos y suplicamos por la intercesión de San Francisco de Paula: y pues le has hecho tan ilustre en los milagros, haz que uno de ellos sea el que salgamos de la esclavitud del demonio, mundo y carne, dirigiendo todas nuestras acciones, como las de nuestro Santo, a la mayor honra y gloria tuya; para que así acabemos en paz la peligrosa carrera de nuestra vida, por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que contigo vive y reina por todos los siglos de los siglos.
Amén.
Aquí se rezan seis Padre nuestros y seis Ave Marías, en honra de los seis años, que estuvo nuestro Santo en el desierto.
ORACIÓN 2
Padre mío clementísimo San Francisco de Paula: yo doy a Dios infinitas gracias de que ya goces en el Empíreo de la visión suprema del altísimo misterio de la santísima Trinidad de nuestro Señor Jesucristo, y de María santísima, de quienes fuisteis tan devoto y amartelado.
Por estas tan incomparables delicias, te ruego, santo mío, que con tu intercesión conserves y nos libres de nuestros enemigos y a los que están en pecado mortal, para que salgan de tan infeliz miseria; y así ellos como nosotros, amemos a Dios con lo íntimo de nuestra alma.
Haz, santo mío, que este corto obsequio le reciba tu inexplicable caridad: y junto con los méritos de Cristo, los de María Santísima, los de los bienaventurados y justos de la tierra, se lo presentes a Dios; y pídele que me conceda:
Has ahora tu petición.
Y tú, Santo mío, haz porque yo en todo este mes no ofenda a tu Dios y mío. Te encomiendo mi casa, mi familia, las personas todas que están bajo de mi jurisdicción y dominio: mira con ojos de piedad este reino, este legar; finalmente, te pido por los enfermos, encarcelados, caminantes de mar y tierra: a todos líbranos de hambre, pestes, rayos, tempestades, de malas compañías, y de morir sin los santos sacramentos: haciendo, santo mío, que en nuestras obras tengan alivio las ánimas del purgatorio, pues por ellas te ofrecemos cuantas indulgencias hoy ganáremos: y a nosotros danos cuanto hemos menester, y cuanto nos falta, para ir a alabar a Dios eternamente en el cielo.
Amen.
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